Oh, Wien, stadt meiner träume!! (Parte XV)

1447956085_68ab9cd4ab_m“Viena ciudad de la música”. Así reza en la mayoría de panfletos de los tour-operadores, que en un 3 x 1 ofertan viajes a Praga, Budapest y Viena… ¡En cuatro días! No se dejen engañar, es un consejo, Praga bien vale un viaje -igual que Budapest-. Mezclar churras y merinas está bien para un ciudadano estadounidense con síndrome de estrés, que al retornar a su casa -en mitad del medio oeste de nada- podrá enseñar a los amigos aquellas fotos que no ha tenido tiempo de clasificar, en una suerte de remake de la película “Si hoy es martes esto es Bélgica”.

En fin, si van a Viena con el firme propósito de oír algún concierto, mi consejo sería que fuesen a cualquier establecimiento de la red estatal, sea la Opera, el Theater an der Wien, el Lusthaus, etc… Y en su defecto, siempre se realizan veladas tanto en el Palacio Schoenbrunn como en el Hofburg.

Ahora bien, si lo que desean es obtener una plaza -sentados o de pie- en la Goldenensaal de la Musikverein, el mejor sitio es el salón de sus casas. En mi experiencia, aparte de los altos capitostes, famosos, actores internacionales y los japoneses de siempre, no conozco a nadie que se pueda permitir la entrada -y menos en pareja-. Yo tampoco.

Buscando una hermosa velada uno se puede encontrar en un Heuriger (taberna) de Grinzig, oyendo música “Schrammel” que -sin despreciarla- tampoco es una polca mazur o aquello que ustedes y yo estamos acostumbrados a ver por Eurovisión.

Es cierto que en lugares como el Kursalon Huebner dan veladas de "sangre vienesa" y valses archiconocidos, pero eso no justifica que metan a quinientas personas en tropel, con una copa de cava catalán (estupendo, por cierto) y una rosa en la mano, que le da al personal turístico un aire de “pringaos” (ustedes me entienden). Porque, además, para los no germanohablantes el idioma no acompaña… se te cae encima, y normalmente versionan operetas.

2600580321_83e0ce03ba_m Con todo esto no intento hacerles cambiar de opinión, pero si van a Viena por la música elijan bien, obliguen a la agencia de viajes que les certifique que no se trata de un paquete aderezado con Dios sabe qué y así siempre tendrán otra oportunidad de ver la ciudad.

Recuerden: en verano los niños cantores están o de vacaciones o de gira. La temporada musical empieza con el frío.

Con respecto a los músicos célebres, muchos fueron inquilinos vieneses y allí moran sus restos, lo cual no significa que nacieran en la ciudad. Tal es el caso -por mencionar algunos- de Mozart (nacido en Salzburgo), Beethoven (Bonn, Alemania), Johannes Brahms (Hamburgo) y Mahler (Bohemia). No obstante, cayeron rendidos a los pies de esta ciudad odiosa que enamora, y que repite en muchas personas –más al norte de Florencia- la aparición del síndrome de Stendhal.

Servus, a ritmo de vals.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias una vez más por enseñarnos la otra Viena, "la que enamora", la que luce esplendorosa, la que no se escribe en panfletos de fotos retocadas, la que no tiene un precio si vas a pie o en autobus y la que no solo vive de la ópera y de los cristales de Swarovspppeskink¡¡¡, de la que brilla con luz propia. Un fuerte abrazo. Y. Jiménez

Valentín Sánchez Baumgarten dijo...

Yolanda, gracias a tí por saberlo apreciar.
un saludo.