Stille Nacht, Heillige Nacht!

Desde la blogosfera, Gerardo y Valentín se suman a los niños cantores de Viena, y os desean con este villancico paz y amor los 365 días del año, en el Mundo.

El Complejo de Edipo (IV). La Spaltung

Al mismo tiempo sigue una dialéctica de identificaciones en la que se constituye su Yo. Puede observarse así que en el paso del ser al tener se sitúa la Spaltung del sujeto, debida a su relación con el significante. La otra vertiente de esta Spaltung la constituye la instauración del inconsciente, el deseo de ser el falo, el deseo de unión con la madre es reprimido y reemplazado por un sustituto, lo que lo nombra, esto es, el símbolo. Si el nombre del padre cumple esta función de simbolizar el deseo, es porque el padre se manifiesta como aquél que tiene el falo deseado a semejanza de la madre.

Hemos mencionado la palabra Spaltung ¿Qué es? ¿Qué significado tiene? Spaltung viene de Spalte, escisión: división del sujeto manifiesta en psicoanálisis entre el Yo o el psiquismo más íntimo, por un lado, y por otro el sujeto del discurso consciente. Esta división crea, según Lacan, una estructura oculta en el sujeto (la elaboración del inconsciente), se debe al hecho de que el discurso mediatiza al sujeto y se presta por tanto particularmente a una rápida tergiversación de la verdad.

El sujeto se representa en el simbolismo por un sustitutivo, trátese del pronombre personal je, que equivale a decir primera per­sona del singular del verbo, pero sin el Yo delante, ejemplo: canto, escribo; si el orden simbólico se sostiene por las relaciones de un significante con otro significante.

El sujeto mediatizado por el lenguaje se encuentra irremediablemente dividido, porque se halla excluido de la cadena significante al mismo tiempo que está representado en ella. Los términos de la fórmula del nombre del padre hay que tomarlos como simples modelos, o sea, son maneras abstractas de los elementos puestos en juego en cada caso particular.

La naturaleza exacta del nombre del padre es obscura, pero podemos afirmar que en el niño de corta edad corresponde a vivencias íntimas formuladas de forma distinta en cada caso.

El complejo de Edipo es un fenómeno muy vasto, que no se puede circunscribir a una época exacta y que no conviene localizar cronológicamente de manera precisa. Por ejemplo: el paso de la relación dual madre-hijo a la relación ternaria, madre-hijo-padre, el famoso triángulo edípico, tendría lugar antes de cumplir el niño los cuatro años, porque en esa fecha se localizan los sentimientos específicos del niño con relación a su madre. Por cierto, a la edad de los cuatro años e incluso antes, el niño ya habla. Si el niño ya habla, el Edipo no podría ser el primer promotor del acceso al lenguaje. Las cosas pueden ocurrir de la siguiente manera: a la edad del complejo de Edipo, la comunicación lingüística se halla ya establecida, y entonces el complejo de Edipo no puede engendrar lógicamente la represión originaria, iniciadora del lenguaje.

Además, la estructura del inconsciente no es edipiana más que por analogía. Si el Edipo es subsiguiente al advenimiento del lenguaje ¿Cuál será el elemento que a partir de entonces va a asegurar esta instauración? Es el fantasma de la escena primitiva, que, como una huella, servirá como base para la estructuración del posterior advenimiento del complejo de Edipo. Este fantasma o escena, de ver la cópula parental, puede ser relacionado con el nombre del padre, porque es el fantasma o fantasía del deseo de la madre.

Existe un primer intento de simbolización por parte del niño (experiencia del Fort-Da, donde el niño simboliza la ausencia o presencia de la madre, a través de un carrete de hilo, que lanza al exterior desde su cuna y que recupera después), sin embargo, la alternativa Fort-Da, no constituye todavía un acto de habla verdadero. Es un intento de aproximación a que el deseo se cumpla, un intento de simbolización.

La estructura elemental del inconsciente estaría pues sostenida por una pareja de signos lingüísticos connotativos de la positividad y de la negatividad (par antitético); siendo esta pareja constitutiva del inconsciente.

El complejo de Edipo, pues, vendría a concluir posteriormente con la entrada del sujeto en el orden simbólico, por medio de un procedimiento metafórico, similar al de la sustitución de una pareja de fonemas, o a la vivencia del deseo de la madre. Tenemos que tener en cuenta que el Edipo no es un estadio o fase de la psicología genética, es el instante en el que el niño se humaniza al tomar conciencia de sí mismo, del mundo y de los demás.

La resolución del Edipo es el acceso al lenguaje, al mundo simbólico de la familia y a la sociedad en general. El Edipo es un fenómeno cultural, la prohibición del incesto se halla inscrita en el código social, preexistente a la existencia del individuo y es al crecer en estas estructuras sociales preestablecidas que el niño se verá enfrentado con el problema de la diferencia de los sexos, de su posición de tercero en la pareja que forman los padres y con la prohibición del incesto. De otro lado, a través del lenguaje asumirá progresivamente desde dentro este drama edipiano, como una herencia ancestral en que se sitúa con anterioridad a toda posibilidad de toma de conciencia.

El mágico Christkindlmarkt de Viena

Un mercado navideño es una institución típica del mundo germano, y muy especialmente de Viena.

Comúnmente suele instalarse al inicio del adviento, es decir, cuatro semanas antes de navidad. Su nombre en Viena es Christkindlmarkt, mercado del niño Dios.

Está compuesto de puestos en plazas, normalmente frente a lugares históricos o de comercio público. En Viena el más importante es el que está frente al Ayuntamiento.

Allí se puede comprar elementos culinarios típicos como el Spekulatius, los panqueques, los Weihnachtstollen, algodón de azúcar, todos los chocolates y un largo etcétera, nueces tostadas y las famosas “marróni”, es decir, castañas calientes (herencia española).

Cómo remedio contra el frío se vende y se regala en Viena el famoso Glühwein, que es una mezcla de vino tinto y especias y se toma caliente, de tal manera que toda la atmosfera del centro de la ciudad huele a vino y canela.

El Glühwein les puede hacer sentir absolutamente reconfortados, o bien les puede sentar (si no están acostumbrados) como una patada en el epigastrio.

Son comunes las representaciones de San Nicolás o del niño Dios, y reparten regalos para los presentes. Raras veces aparecen otro tipo de figuras navideñas (como representaciones de cuentos). En algunos mercados navideños existen nacimientos (Belenes) vivientes con burros, ovejas, cabras, etc., en un escenario diseñado para la ocasión, como lo puede ser un balcón del registro civil o una casita diseñada para ello.

Lo que da un toque especial al mercado navideño es la iluminación, en oposición a la oscuridad generalizada y los primeros copos de nieve del invierno.

Les añado a la manera de regalo de navidad un pequeño video del mercado navideño más importante de Viena.

Con mis deseos de que el año que viene sea mejor para todos, les dejo.

Servus.


El Complejo de Edipo (III): el Nombre Del Padre

En el Edipo, así como hay tres tiempos, conviene distinguir tres componentes: La Ley, el Modelo y la Promesa.

El padre es aquel que reconoce al niño, le confiere su personalidad por una palabra que es Ley, vínculo de parentesco espiritual y promesa. En síntesis en el Edipo, el niño al simbolizar el padre real accede a la Ley cuyo fundamento es el nombre del padre, y se instala en el registro simbólico.

Existe un término, el de forclusión, repudio o Verwerfung, que distinguirá a las neurosis de las psicosis. No hace falta que recalque lo importante que es. La psicosis se define por el fracaso de la represión originaria y consiguientemente por el fracaso del ingreso en lo simbólico o lenguaje.

El sujeto permanece adscrito a lo imaginario, tomado como real. Vemos como aparece una no distinción del significante y del significado, bien porque el significante resulte privilegiado y se tome literal, bien sea porque prevalezca el significado.

La causa de esta incapacidad para distinguir el significante del significado la constituye la ausencia de un sustituto originario de sí, producida por una resolución desfavorable del Edipo. El falo, cono veremos en el capítulo siguiente, es un término utilizado por J. Lacan, término que no hay que confundir con el sexo real, biológico, o sea, con lo que se denomina pene. El falo es un significante abstracto que, como símbolo que es, lleva más allá de su materialidad. El falo, como dice J. Lacan, es una significación que sólo es evocada por la metáfora paterna.

En una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis, Lacan propone una fórmula, en la que veremos cómo la metáfora se efectúa por una sustitución, en una relación de significante, como significado de otro significante, es decir: el significante S es reemplazado por otro significante S', por lo cual el primero desciende al rango de significado. He aquí la fórmula[1]:image

Así pues, en el origen el sujeto desea ser el falo, objeto del deseo de su madre.

Por tanto, se identifica con ella en su deseo, pero el padre por su prohibición hace imposible la fusión madre-hijo y señala a éste último de una carencia de ser fundamental. El niño es castrado, o sea, separado de su madre por la prohibición, el niño desea renunciar a la omnipotencia de su deseo y aceptar la ley que es limitación, asunción de dicha carencia. Por su acceso al nombre del padre el niño nombra su deseo, o sea, el falo, pero a costa de alienarlo. En efecto, el falo, verdadero objeto de su deseo, es rechazado en el inconsciente, es la represión originaria que determina el acceso al lenguaje.

Es importante que recordemos que el niño identificándose con su padre, pasa del registro del ser (ser el falo todopoderoso) al registro del tener (tener un deseo formulable en una demanda) y se empeña o compromete en la búsqueda de objetos cada vez más alejados del objeto de su deseo.


[1] Jacques Lacan, De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de las psicosis, Escritos II. México, Siglo XXI, 1989, p. 539.

El Complejo de Edipo (II)

Segundo tiempo: El padre interviene como el que priva y esto en un doble sentido:

- Priva al niño del objeto de su deseo.

- Priva a la madre del objeto fálico.

Como vemos su aptitud de aguafiestas se puede traducir, como ya dijimos, por un doble mandato:

- “No yacerás con tu madre”, le dice al niño.

- “No reintegrarás tu producto”, le dice a la madre.

El niño entonces tropieza con la prohibición (fundador del orden simbólico). Choca el niño con la Ley del Padre. Aquí, como vemos, se produce una sustitución de la demanda del sujeto: al dirigirse hacia el otro, he aquí que encuentra el Otro (A) del otro, su Ley. El deseo de cada uno está sometido a la Ley del deseo del otro[1].

Tercer tiempo: Es el de la identificación con el padre. No obstante resulta que, para que el padre sea reconocido como representante de la ley, hace falta que su palabra sea reconocida por la madre, pues sólo la palabra da al padre una función privilegiada y no la vivencia real de las relaciones con él, aún menos el reconocimiento de su papel en la procreación.

De tal manera ocurren los hechos, que el padre sólo está presente por su ley que es palabra, y únicamente en la medida en que su palabra es reconocida por la madre cobra valor de ley. Si la posición del padre queda en entredicho, el niño permanece sujeto a su madre.

Así pues, si el padre es reconocido por la madre como autor de la ley, el sujeto tendrá acceso al nombre del padre o metáfora paterna. Nombre del padre que es el significante del padre real o advenimiento del padre a la esfera del Otro Grande (A) al orden simbólico. Si el niño no acepta la ley o si bien la madre no le reconoce al padre esta función, el sujeto permanecerá identificado al falo y sujeto a la madre.

Pero si hay aceptación, el niño se identifica con el padre por ser éste quien tiene el falo. De esta manera el padre reinstaura el falo como objeto deseado por la madre y no ya como objeto del cual puede privarla en cuanto padre omnipotente. El niño entonces, identificado al padre, da principio al declinar del Edipo por la vía del haber y ya no por la vía del ser.

Al mismo tiempo se opera una castración simbólica, el padre castra al niño en cuanto falo y lo separa de su madre. Es deuda lo que hay que pagar para ser uno mismo, manteniéndose así el acceso al orden simbólico y constituyéndose lo que damos el nombre de Ideal del Yo, por obra de la instancia superyóica que en ese acceder tiene lugar.

La resolución del complejo de Edipo libera al sujeto proporcionándole el significante originario de él mismo, la subjetividad. El niño al interiorizar la ley se identifica con el padre y lo convierte en su modelo, la ley se vuelve entonces liberadora, es decir, el niño está separado de la madre, dispone de sí mismo, se percata de que ha de hacerse y se orienta hacia el futuro, se inscribe pues en lo social, en lo cultural, en el lenguaje.


[1] Ibíd., p. 87.

El complejo de Edipo (I) Primer tiempo

El Complejo de Edipo

Articulación de Jacques LacanSin título-2

Démosle la palabra al Dr. Lacan para captar el alcance de su enunciación: “es sabido que lo primero que reveló el análisis del inconsciente fue el complejo de Edipo: un accidente del Edipo provoca la neurosis. Posteriormente la historia del psicoanálisis pone sobre el tapete diversos problemas: ¿hay neurosis sin Edipo? o –cuestión correlativa– ¿no habrá detrás del Superyo paterno un Superyo materno aún más exigente? ¿Qué se debe entender por preedípico? ¿Se puede, como a veces se creyó, relacionar la perversión específicamente con el campo preedípico? De hecho, la perversión no escapa a la dialéctica del Edipo. Asimismo, en el campo de las psicosis, Melanie Klein estableció la precocidad con que aparece, como te rcer término, el pa­dre; según ella, el cuerpo de la madre desempeña el papel predominante en la evolución de la primera relación objetal, pero entre los malos objetos presentes en el cuerpo de la madre está el padre, representado bajo la forma de su pene. Por último, se ha reconocido al Edipo una función propiamente genital que implica una maduración orgánica, al mismo tiempo que el hecho de que el sujeto asuma su propio sexo; esta última dimensión del Edipo está ligada al Ideal del Yo

Todo esto invita a reconsiderar la función del padre, que está en el centro de la cuestión del Edipo. El análisis del caso del presidente Schreber nos ha enseñado que para la constitución del sujeto es esencial haber adquirido el nombre del padre: más allá del otro, es necesario que exista lo que da fundamento a la ley…

Para articular el nombre del padre, en cuanto puede ocasionalmente faltar, con el padre cuya presencia efectiva no es siempre necesaria como para que no falte, introduciremos la expresión metáfora paterna y la explicaremos al analizar la función del padre en el trío que forma con la madre y el niño.” Distinguiremos tres tiempos:

Primer tiempo: La metáfora paterna actúa en sí por cuanto la primacía del falo es instaurada en el orden de la cultura. La existencia de un padre simbólico no depende del hecho de que en una cultura dada se haya más o menos reconocido el vínculo entre el coito y alumbramiento, sino de que haya o no algo que responda a esa función definida por el nombre del padre. En este primer tiempo el niño trata de identificarse con lo que es el objeto del deseo de la madre: es deseo del deseo de la madre y no solamente de su contacto, de sus cuidados; pero hay en la madre el deseo de algo más que la satisfacción del deseo del niño; detrás de ella se perfilan todo ese orden simbólico del que depende y ese objeto predominante en el orden simbólico: el falo. Por eso el niño está en una relación de espejismo: lee la satisfacción de sus deseos en los movimientos esbozados del otro; no es tanto sujeto como sujetado, lo que puede engendrar una angustia cuyos efectos hemos seguido en el pequeño Hans, tanto más sujetado a su madre en la medida en que él encarna su falo.

Para agradar a la madre, es preciso y es suficiente con ser el falo: las identificaciones perversas pueden fundarse en la medida en que ese mensaje se realiza de manera satisfactoria. Y aun tal vía imaginaria nunca es enteramente accesible, lo que provoca todo el polimorfismo de la perversión. En el fetichismo, el sujeto –colocado en una cierta relación con ese objeto más allá del deseo de la madre– se identificaba imaginariamente con ésta; y en el travestismo, cómo se identificaba con el falo en cuanto oculto bajo las vestimentas de la madre[1].

Vemos pues cómo en este primer tiempo del que hemos hablado se ve una relación dual madre-hijo: el niño no desea sólo el contacto y los cuidados de mamá, sino que desea serlo todo para ella, el complemento de lo que a la madre le falta, el falo.

El niño es pues deseo del deseo de la madre, identificándose con el objeto de deseo del otro (otro pequeño de esa relación imaginaria que ya vimos en el esquema Lambda). Pasivamente sujeto a la servidumbre maternal, no es un sujeto sino una carencia, es el cero absoluto, porque no se sitúa en la red simbólica. Como vemos, al confundirse el niño con el objeto del deseo del otro, y en una fusión tal con su madre, se postula el niño como una nadería, un en blanco, porque no tiene sustituto –aún–, sustituto originario de él mismo, y por tanto está privado de toda individualidad o de subjetividad.

El niño está en el registro de la captación imaginaria, el Yo es su doble, pues hay una identificación con la madre a través de la identificación con el objeto de su deseo.


[1] Jacques Lacan, Las formaciones del inconsciente, Buenos Aires, Nueva Visión, 1977, pp. 84-86.

Introducción a la obra de Lacan (XIV)

Tenemos pues que cuando un sujeto se comunica con otro, esa comunicación (lo que llamamos el lenguaje común), siempre está mediatizada por el eje imaginario a-a'. Dicho de otra manera, cuando un Yo se comunica con otro Yo distinto, pero semejante, resulta que hablarle a otro se convierte invariablemente en un diálogo de sordos. Es frustrante pero es así.

Por ello cuando un S se dirige a un A nunca llega a él directamente, porque ese Otro verdadero A está al otro lado del muro del lenguaje, así es como el sujeto S se encuentra fuera del circuito de su verdad (ir a la pág. 367 del t. II, notación Beta), esto nos lleva a que por más que la dialéctica de la intersubjetividad suponga un A verdadero –cuya existencia debe aceptarse para fundamentar la ubicación del sujeto que habla– esto se resuelve en definitiva en un intercambio imaginario de Yo a Yo... de a-a’ (Pasar a la anotación Alfa, pág. 367. t. II).

Por tanto la cuestión de la alienación del sujeto Yo (je), en y por el lenguaje, siempre sucede a favor de lo imaginario del Yo (moi) (Das ich), en ese sentido es en el que Lacan enfatiza la frase en la que afirma, el sujeto no sabe lo que dice, y con toda razón, puesto que no sabe lo que él es.

Registros

Introducción a la obra de Lacan (XIII)

Lambda2La relación que el sujeto mantiene consigo mismo, depende entonces de a y a’, de tal manera que se puede hablar de una auténtica dialéctica de las identificaciones de uno con el otro y del otro con el uno. Vamos a ver la orientación de los vectores en el esquema Lambda y con ello acabaremos con el mismo.

Sabemos que el sujeto se percibe a sí mismo bajo la forma de su Yo en a. La forma de su Yo, de su identidad, depende estrechamente del otro especular, tal como vimos en el estadio del espejo. Por eso la relación del Yo del sujeto consigo mismo y con los otros, depende siempre del eje imaginario a-a’, es una relación de incidencia recíproca. No descubro ya nada nuevo si digo que la relación del sujeto con su Yo depende necesaria mente del otro y al revés. Ejemplo: cuando un sujeto S trata de comunicarse con un sujeto A, nunca alcanza al destinatario auténticamente, y siempre es un Yo que se comunica concretamente con otro Yo semejante a él, dada la presencia del eje imaginario a-a’. La S que se dirige al gran A sólo logra comunicar con un pequeño otro (a’)

En el esquema Lambda el sentido de las flechas remite al orden de los hechos, a la estructura de esta comunicación intersubjetiva. El sujeto S que se dirige al A se encuentra desde el primer momento al pequeño otro (S-a’), que lo remite automáticamente a su propio Yo (a’-a) de acuerdo con el eje de construcciones imaginarias de los ego y los alter ego. Claro, hay una pregunta que se plantea, si el eje imaginario a-a’ es capaz de entrecortar lo que pasa a nivel del circuito, ¿qué pasa entre A y S? Bien, lo que pasa a ese nivel tiene un carácter conflictivo, pues hablar siempre es lo mismo: hablarle a otros. Ejemplo: un sujeto que le habla a otro, siempre le dirige un mensaje a ese otro al que considera un A Otro. Ese otro al que se dirige es considerado como un Otro (A) absoluto, un sujeto verdadero. Por tanto, el sujeto lo reconoce como otro, ahora bien a esto añada: no le conoce como tal.

Dice Lacan: el principio mismo que estructura la comunicación auténtica en esa clase de mensajes que el sujeto estructura como si vinieran del otro en forma invertida, es el motor de la palabra plena, de la palabra verdadera. Esto es radicalmente revolucionario, pues supone que el emisor recibe del receptor su propio mensaje en forma invertida. Ejemplo: Un sujeto que interpela al A diciéndole tú eres mi maestro, le formula –aunque no lo diga implícitamente– yo soy tu discípulo, de tal manera que con la afirmación tú eres mi maestro ese sujeto se hizo reconocer como un discípulo a la vista de Otro, al que se pueda reconocer explícitamente en su palabra como su maestro. La certeza de ese sujeto al decir eres mi maestro, sólo se puede fundar en un más allá de su palabra, o lo que es lo mismo, es un mensaje que le llegó previamente desde ese más allá..., ese más allá de la palabra de la que proviene ese mensaje implícito es el Otro. Esto hace que el lenguaje humano dependa de una comunicación en donde nuestro mensaje nos viene del Otro bajo una forma invertida.

En el esquema vemos la incidencia del A, Otro en el proceso de la comunicación intersubjetiva. Por tanto es fácil comprender el hecho de que el sujeto establezca consigo mismo una relación para siempre mediatizada –y anclada– por una línea donde constata lo que de imaginario tiene el eje que va de a a a'.

Ello nos lleva a confirmar un efecto que no por sabido –entre los analistas, se supone– conviene que se le desatienda: la relación de S y a, es decir la relación entre el sujeto en el lenguaje y ese Yo que cree serlo, pues semejante relación depende de a', es decir, de la imagen que de un otro el sujeto se recibe a través de él, e inversamente –al revés– la relación que el sujeto antes mencionado mantiene con ese otro (a') que es su semejante, dependerá de a, del Yo, de ese Yo que cree ser el origen de lo que en su inconsciencia intenta presentificar.

De tal guiso es la cosa que en juego se pone –y apelamos aquí al sentido que Das Ding tiene, en la concepción más puramente freudiana– que la dialéctica de la identificación, stricto sensu, se realizara de uno con el otro y del otro con el uno. Si observamos la pág. 366, t. II, notación alfa, veremos lo que ocurre cuando un sujeto se dirige a otro y qué es lo que ocurre con ese muro del lenguaje del que ya hemos hecho mención: la forma en que Lacan usa la locución Ek-sistentes y es-­sistentes, es una manera de metaforizar la posición de un sujeto con respecto a su discurso. El prefijo ex, la raíz sistere, indican la posición verdadera del sujeto que siempre es estar ubicado fuera de.

Introducción a la obra de Lacan (XII)

Lambda"S" Es el sujeto en su inefable y estúpida existencia, como dice el Dr. Lacan en los escritos. Se trata –en otras palabras– del sujeto atrapado en las redes del lenguaje, que no sabe lo que dice, pero a pesar de estar en la posición S, él no se ve aún en ese lugar.

Él se ve en a’ y es por eso que tiene un Yo. Él puede creer que ese Yo es él. Todo el mundo está en la misma y no hay manera de salir. Esto es una referencia explícita al estudio del espejo que ya vimos y a la conquista de una identidad a través de una imagen, imagen que ha sido vivida primero como imagen del otro y luego asumida como imagen propia. Y es que el sujeto accede a su identidad a partir de la imagen del otro. Bajo la forma del otro especular (o sea, la propia imagen del sujeto en el espejo), el sujeto percibirá también al otro, es decir, a su semejante situado en a’ en el esquema Lambda.

La relación que el sujeto mantiene consigo mismo está siempre mediatizada por una línea de ficción el eje a-a’. La relación entre S y a (yo-moi), depende de a’, e inversamente la relación que el sujeto mantiene con el otro a’, su semejante, depende de a. Se puede pues hablar de una dialéctica de identificación de uno con el otro, y del otro con uno.

El cuarto término del esquema Lambda es el A grande, A de Autre. En el esquema, además del eje o plano imaginario, hay un plano secante (ahí es donde uno se queda seco), plano al que Lacan llama: el muro del lenguaje.

¿Qué es el A grande? ¿Qué o quién es el Gran Otro?, como dice J. A. Miller en las ocho conferencias de Caracas, el Otro es en primer lugar el Gran Otro del lenguaje, que está siempre ya allí, es el Otro del discurso universal, de todo lo que se ha dicho en la medida que es pensable.

Es el Otro de la verdad, es también ese Otro que es un tercero respecto a todo diálogo, porque en el diálogo del uno y del otro (a-a’), siempre está lo que funciona como referencia.

El Otro es una dimensión de exterioridad, que tiene una función determinante para el sujeto. En este sentido es lo que Freud llamó otra escena, otra escena donde se sitúa la maquinaria del inconsciente.

La alienación del sujeto se localiza en el esquema Lambda del lado del eje a-a’: el esquema muestra que el sujeto sólo se ve en sí mismo en a, es decir, en tanto que Yo. Pero el Yo sólo llega al sujeto gracias a la identificación que le otorga su imagen especular, ya sea con su propia imagen en el espejo, ya sea con la imagen del otro pequeño, o del otro semejante (a’)

La relación que el sujeto mantiene consigo mismo, depende entonces de a y a’, de tal manera que se puede hablar de una auténtica dialéctica de las identificaciones de uno con el otro y del otro con el uno. Vamos a ver la orientación de los vectores en el esquema Lambda y con ello acabaremos con el mismo.

Sabemos que el sujeto se percibe a sí mismo bajo la forma de su Yo en a. La forma de su Yo, de su identidad, depende estrechamente del otro especular, tal como vimos en el estadio del espejo. Por eso la relación del Yo del sujeto consigo mismo y con los otros, depende siempre del eje imaginario a-a’, es una relación de incidencia recíproca. No descubro ya nada nuevo si digo que la relación del sujeto con su Yo depende necesariamente del otro y al revés. Ejemplo: cuando un sujeto S trata de comunicarse con un sujeto A, nunca alcanza al destinatario auténticamente, y siempre es un Yo que se comunica concretamente con otro Yo semejante a él, dada la presencia del eje imaginario a-a’. La S que se dirige al gran A sólo logra comunicar con un pequeño otro (a’)

Oh, Wien, stadt meiner träume!! (Parte XVII)

2578790242_00c77d0e3eLa COOP. Himmelb(l)au es una cooperativa de arquitectos con sede en la ciudad de Viena. Himmelblau significa “cielo azul”, en tanto en cuanto sin la “l” significaría algo así como “construcción celestial”. Como ven, se trata de un juego de palabras que ha hecho la fortuna de Prix y Swiczinsky, dos arquitectos.

Por su tipo de construcción postmoderno, el equipo ha sido contratado para la nueva sede del Banco Central Europeo, en Frankfurt Am Mein. Así mismo, si van por Viena no dejen de visitar el edificio anexo al Gasometer, les aseguro que les sorprenderá.

Aquí les cuelgo la foto del edificio anexo al Gasometer. No dejen de visitar si tienen tiempo -y les interesa- la página de esta pareja de arquitectos: Página web oficial de Coop Himmelb(l)au (en inglés).

Por su parte, Hannes Lintl fue el que se atrevió a construir en el antiguo Danubio -digamos al otro lado de la ciudad- la Donauturm (Danubio Torre, 1964),

donauturm_nw La Donauturm es una construcción de 252 metros de altura ubicada muy cerca del parque del Danubio. 3750 m3 de cemento y 514 toneladas de hormigón armado fueron utilizadas para la construcción. Para acceder a la plataforma superior -con restaurante y cafetería giratorias a 170 imagemetros del suelo- hay dos ascensores ultrarrápidos que tardan exactamente 35 segundos en realizar la ascensión. En caso de urgencia hay una salida con 770 escalones. Solo decirles que la vista es espectacular, pues el visitante puede otear hasta 80 Km. a la redonda, con lo cual desde arriba se ve Bratislava, capital de Eslovaquia. Les anexo una foto de la Torre aunque no sea la que le hace más justicia.

Por su lado, Günther Domenig -nacido en Klagenfurt, capital del estado sureño austriaco de Carintia- es otro de los afamados arquitectos.

Ha realizado edificios casi imposibles como la Zentralsparkasse de la Simmeringerhauptstrasse, (vaya, la caja de ahorros) en la calle principal del distrito de Simmering. Les anexo la foto del mismo.

Por hoy les dejo con esto. Un saludo y ya saben: Servus.

Un regalo (Ein Geschenk)

El Coro de niños cantores de Viena está compuesto de niños sopranos y altos mezzosoprano. Es uno de los coros infantiles más conocidos del mundo. Los muchachos son seleccionados principalmente en Austria, aunque hay un niño español admitido desde hace poco.

El coro es el descendiente actual del coro de niños de la corte vienesa, siendo creado por orden de Maximiliano I en 1498.

Desde esa fecha, los niños viven en el Palacio Augarten, que ha sido su local de ensayos e internado. El Palacio reúne todas las condiciones de un colegio moderno. El ingreso exige unas pruebas muy duras de condiciones físicas, intelectuales y vocales.

Hay aproximadamente cien coristas de 10 a 14 años. Cada grupo va de gira durante unos 3 meses al año, dando la vuelta al mundo varias veces.

Aquí les subo el anuncio promocional de los Europeos de futbol 2008, evento que compartió Austria y Suiza.

Hasta hace poco era condición sine qua non ser austriaco. Como verán en el video, finalmente se entendió que la música no entiende de banderas. Austria sacó a su artillería pesada -los niños cantores- que hacen de Carmina Burana, Oh Fortuna, Imperatrix Mundi, un gracioso juego de niños.

Que lo disfruten sus Señorias, Servus.


Carta de un Practicum universitario

Les prometimos a los alumnos del Practicum de la Facultad de Psicología de Valencia que podían publicar sus reflexiones sobre la formación que se les impartía en nuestras clínicas. Tal es el caso del documento anexo, escrito por la Srta. Neus Martín de Vidales Ortiz, que adjunto al blog tal y como me lo ha hecho llegar. El artículo está escrito en una de las dos lenguas oficiales de la Comunidad Valenciana. Si experimentan dificultades a la hora de entenderlo, gustosamente se les traducirá.

“Reflexió:

És d’agrair quan la vida et sorprén amb un gir inesperat.

Sempre he tingut clares les raons que em portaren a estudiar psicologia. Però mai he tingut tan clar què fer amb cinc anys d’estudis i mil opcions a descartar, o triar, vaja. Saber allò que vull en els pròxims anys em preocupa, perquè vull tindre la seguretat que invertiré el meu temps i energia en una feina que m’apassione, i de moment no hi ha res clar.

Començaré dient que m’alegre de no haver aconseguit optar a la primera opció que vaig posar en la sol·licitud de practicum, i de que el control de les nostres vides no estiga supeditat totalment a les nostres pròpies mans; d’altra manera no estaria jo ara escrivint açò.

La “casualitat” (o la mitjana de l’expedient) va voler que se’m fóra assignada la segona opció de la llista, en una clínica psicoanalítica, disciplina –el psicoanàlisi- de la que només tenia prejudicis. Tots sabem el corrent predilecte de la Facultat de Psicologia de la Universitat de València, i el psicoanàlisi se m’entoixava com l’altra cara de la lluna. Em va resultar una mica frustrant.

Aquell 4 d’octubre vaig arribar a l’avinguda Pesset Alexandre quatre minuts abans de l’hora citada, buscant la porta que oferiria un caminet inesperat a la meua vida; ni crucial ni decisiu, però sí inesperat.

Estant ara a les cinc o sis setmanes de l’inici del practicum, puc afirmar que estic bastant il·lusionada, perquè se m’ha ofert el més semblat a allò que estava buscant: l’estudi de l’individu des d’una perspectiva transversalment diferent. L’abordament de la vida en base a uns conceptes que eren totalment aliens al meu coneixement i que encara estic digerint. Comence a dibuixar les primeres traces d’un paisatge que presenta un horitzó estranyament familiar, i em ve al cap una cita que em resulta força encertada: “el cervell que s’obre a una nova idea no retorna mai més a la seua grandària original”.

És reconfortant sentir-te acollida per un equip professional que s’esforça a adaptar la seua quotidianitat a uns alumnes en pràctiques, cosa que els suposa una reorganització del temps, una inversió d’esforç i una pèrdua de diners. I a sobre que ho facen de bona gana. Sembla que açò deuria suposar-se així, que deuria ser allò que cap esperar, però la realitat és una altra, i en sóc conscient. Són massa les històries escoltades de boca del companys de facultat que han estat a disgust en uns practicums on, tot i que se’ls ha tractat més o menys bé, no se’ls ha valorat tot el que caldria esperar. On se’ls ha considerat més com una càrrega que com una responsabilitat amb la professió, on han fet més fotocòpies o correcció de tests que altra cosa… Jo dic: visca la motivació.

Sembla que aquesta gent haja oblidat que nosaltres hem eixit recentment del niu i que les pràctiques suposen la primera experiència més afí amb la realitat clínica, un primer contacte amb el nostre futur, una primera batuda d’ales a un tot-nou, i del qual alguns ixen molt decebuts. No esperem ser rebuts amb flors i violes, però tampoc servir cafés i a sobre donar les gràcies.

La meua experiència personal construeix un discurs molt diferent. A mi m’ha sorprés gratament trobar gent que s’interessa en explicar-te les coses, en fer-te sentir una més del grup, en afavorir la col·laboració. Em fa plantejar-me moltes coses, entre elles què pensaran de l’estudiant en pràctiques, i el perquè hem triat aquesta plaça, així com quines intencions i quines motivacions són les que portem. Si ens ho prenem seriosament o la intenció és passar de puntetes per aquesta experiència, de forma que siga més fàcil aprovar i poder acabar la carrera. Puc dir satisfeta que no és el meu cas.

Tenim la sort de comptar amb tres professionals que ens van introduint els fonaments del psicoanàlisi. Maribel ha fomentat una atmosfera molt agradable i relaxada on podem exposar els nostres dubtes, aprenem sobre casos clínics, reflexionem al nostre gust i valorem les lectures que se’ns encomanen.

Cada dissabte acudim als seminaris de la mà de Valentín i Gerard on, afortunadament, ens trobem amb una teoria que, malgrat que no sempre és fàcil d’entendre, sempre resulta enriquidora. Un lloc excel·lent que m’espenta a qüestionar-ho tot, reconstruir, revalorar, tornar a aprendre, observar de nou.

No puc deixar de dir que em va fer molta il·lusió l’estudi del Roscharch que ens ha introduït Gerard. Ha sigut d’allò més interessant l’anàlisi que hem fet en comú els companys de practicum amb les nostres respostes, alhora que aprofundíem en les arrels d’aquest. Aquesta experiència ens convida a investigar la nostra història personal i a conéixer perquè som com som avui en dia.

En definitiva vinc a dir que estic molt a gust on estic, i que pense que el psicoanàlisi m’ha mostrat una forma diferent de veure les coses, així com de donar-me l’oportunitat de conéixer-me (inquietud constant). Què contestaria si em preguntaren ara mateixa si vull ser psicoanalista? La veritat, ni ho sé encara ni és el més important ara mateix.

Allò més important i referent a la primera línia que encapçala aquest escrit és: com em sent respecte a aquesta experiència? La resposta m’evocaria una imatge on em veig tranquil·la i avorridament asseguda a la vora d’un riu, mirant el meu reflex a l’aigua, quan de sobte veig passar de pressa un conill blanc.

El millor de tot? He decidit seguir-lo.

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Neus Martín de Vidales Ortiz"

Introducción a la obra de Lacan (XI)

¿Qué es simbólico? ¿Qué, real?


  1. Designar una estructura cuyos elementos funcionan como significantes.
  2. Para designar la Ley que fundamenta al mismo orden simbólico, Lacan lo hace mediante la noción de padre simbólico o nombre del padre. Nombre del padre que es una instancia no reductible a las vicisitudes del padre real o imaginario y que promueve La Ley.

Pero –siempre hay un pero– no sería de buen tono dejar en saco roto el tercer registro, el llamado registro real. Intentaremos que después de lo que podamos enunciar, no se use como comodín...

¿Qué es registro real? ¿Acaso se puede hablar seriamente de un registro real? Como categoría puede ser, pero nada más. Mas yo diría más, y esta es mi definición.

Real es aquello que cae fuera de los registros imaginario y simbólico, no menos que eso. Lo real es una emergencia. Lo real es un corte en la estructura del sujeto, corte que aparece entre lo imaginario y lo simbólico y que Lacan especifica en la banda de Moebius, figura topológica estupenda para explicar el concepto de real, pues es inaprensible para el sujeto humano.

Lo real equivale al factor cualitativo de la pulsión en Freud, por lo que no tiene asignación en el discurso analítico. Cuando falla esa construcción, que en psicoanálisis llamamos fantasma y que signamos por un matema: , aparece lo real en su emergencia. Aparece la realidad incontrolable, ora una alucinación, ora un acto incontrolado.

¿Cómo aparece en el discurso? Lo real aparece en el discurso del sujeto como desconocimiento absoluto. Lo real está –incluso diría más: es–, siempre fuera de juego.

Fuera de juego en el acto psicoanalítico.

Fuera de juego en el juego especular.

Fuera de juego en el orden simbólico.

Fuera de juego en el orden imaginario.

Todo el registro real escapa a las redes del lenguaje. Lo real –lo veremos en su momento– es la falta en ser. Massota decía que lo real es un ganso, cuando se ha comido todas las bellotas. Lacan dice: lo real es sin fisura y no hay medio de aprehenderlo, si no es por intermedio de lo simbólico. Concluyamos pues, con una definición que pienso muy salida del Dr. Lacan: lo real es lo imposible de imaginar.

Tras estas definiciones y habiendo comentado ya el estadio del espejo, nos introduciremos en el esquema Lambda.

El estadio del espejo constituye la fase inicial de la evolución psíquica, en la que el niño se sustrae al registro atrapante de la relación dual fusionada con la madre; el esbozo de subjetividad que se produce a través de la conquista de la identidad originaria, permite al niño iniciar lo que podríamos llamar su promoción hacia el registro simbólico, gracias a lo cual pondrá fin a la relación especular con la madre. Pero ese acceso a lo simbólico es precisamente lo que organiza una recaída del sujeto en lo imaginario que culmina con el advenimiento del Yo (moi).

Semejante paradoja encuentra su expresión en la fórmula de Lacan el drama del sujeto en el verbo, es que allí experimenta su falta en ser (eso lo menciona en observaciones sobre el informe de D. Lagache[1])

Dejemos de lado esta paradoja y volvamos a la problemática imaginaria del Yo (moi). Si en primer lugar concierne al sujeto este Yo, esta construcción en la que él se alienta no es independiente de la existencia del otro. El Yo sólo puede tomar su valor de representación imaginaria por el otro y con respecto al otro, puesto que es una imagen del sujeto proyectada a través de sus múltiples representantes.

El estadio del espejo es un proceso precursor de esta dialéctica. Veamos algunas afirmaciones que hace el Dr. Lacan: es imposible captar algo de la dialéctica analítica, si no aceptamos que el Yo es una construcción imaginaria. La única función homogénica de la conciencia, reside en la captura imaginaria del Yo por medio de su reflejo especular y en la función de desconocimiento a la que queda ligada...

Bien pues, la alienación del sujeto en ese Yo es analizado por Lacan en el esquema Lambda, esquema de la dialéctica intersujetiva. Lacan introdujo este esquema en su seminario sobre El Yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica (Lección del 25 de mayo de 1955).

Por mi parte he hecho unos esquemas con tiempos, que desembocan en el esquema Lambda que correspondería, según los dibujos que tenemos, al 4° tiempo. En la próxima entrada vamos pues a estudiar detenidamente paso por paso dicho esquema:


[1] Jacques Lacan, Observación sobre el informe de Daniel Lagache, Escritos 2, México, Siglo XXI, 1989, p. 646.

Oh, Wien, stadt meiner träume!! (Parte XVI)

470933Nihil novum sub sole, reza el proverbio latino. Pero a veces se equivoca, pues siempre hay excepciones. Tengo la impresión que tras haberles hablado en quince entregas de la ciudad de mis sueños pueden tener la impresión que la misma despide cierto tufo a naftalina.

Les confieso que guardaba lo siguiente para sorprenderles, y espero así hacerlo. Miren, una ciudad que no se reinventa así misma en un perpetuum mobile está condenada al fracaso.

Pero ocurrió un hecho. Andaba yo -el domingo pasado- con parte de mi gente paseando por los jardines del rio Turia, y entramos en el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe. La cuestión: tuve un dejá vú, y no sabía si estaba en el susodicho museo o en el pasillo hipóstilo de la entrada de la tumba del Faraón Pepi II Neferkera. Y ahí vino la inspiración para el artículo que sigue.

La lista de arquitectos es interminable, y aunque a cada uno corresponde un estilo -por lo demás inconfundible- Dios en su infinita sabiduría ha permitido que un puente moderno no sea el clon, del clon, del clon… repetido incansablemente aquí, allá y acuyá.

Hace dos años pasé por Lieja, Bélgica, en un viaje a mi propio pasado. Y claro, no sabía si estaba en Valencia o Lisboa: la estación nueva es un trozo del famoso Museo de las Ciencias Príncipe Felipe. Hay una diferencia que hace a un arquitecto inmortal: su estilo sin repeticiones.

En el proceso de construcción de un edificio hay algo más que retar en tamaño a la pirámide de Kheops, vamos pienso. Repetir ad nauseam un puente no hace la fortuna ni del arquitecto ni del puente, afea la ciudad. En fin, que viva Benimamet y la nueva orden de Calatrava.

Hans Hollein es un arquitecto nacido en Viena en 1.934. Fue alumno en la escuela de Bellas Artes de la Ciudad. Posteriormente amplió sus estudios en Estados Unidos. Después pasó a Alemania y fue -y sigue siendo- el único que se ha atrevido a plantar un edificio en frente de la Catedral de San Esteban en Viena.

Creó una polémica brutal. El tiempo pasó, y hoy la archiconocida “Hass Haus” se ha convertido en un lugar turístico más, en el epicentro del casco antiguo. Hoy se le considera uno de los gurús del arte postmoderno. Les recomiendo su Web. Así mismo, les añado un video sobre la casa Hass Haus, así se hacen una idea.

Si van allí no dejen de visitar (por fuera) la Joyería “Schullin” pues la fachada es del mismo maestro. Por cierto, la Hass Haus tiene otra cosa a su favor: construida con fina ironía, dentro alberga un centro comercial, un hotel y algunas sorpresas -como un trampolín en el tejado y una escalera que no lleva a ninguna parte-. Si uno está en Viena, ¿por qué razón iría a otro lugar? Lean entre renglones.

Por otro lado debemos de introducir a otro de los gurús de la postmodernidad.

9073182Friedrich Stowasser nació en Viena y murió al terminar el siglo XX. Pero todo el mundo lo conoce por su “alias” Friedensreich Hundertwasser. Friedrich Stowasser tuvo la mala suerte de nacer en una familia de religión judía. Antes de cumplir los veinte años, todos sus familiares fueron asesinados en los malditos campos de concentración nazis.

Hundertwasser asistió muy poco tiempo a las clases de la Facultad de Bellas Artes de Viena, y en 1948 comenzó a trabajar en su propia producción.

El nombre de Friedensreich significa "Reino de la paz". Los otros nombres que eligió para sí fueron Regentag y Dunkelbunt, que se corresponden con "Día lluvioso" y "Oscuro, multicoloreado". Su nombre/pseudónimo: Friedensreich Hundertwasser significa "Reino de la Paz Cientos de Aguas". En algunas obras, el amigo firma como 百水, traducción al nipón de su apellido.

De este hombre se puede decir lo que se quiera (para gustos colores), pero su Kunsthaus o su Fernwärme (central de energía) del barrio Spitelau son maravillas de un mundo de Oz. Su arquitectura, inconfundible pero cambiante. Quizás sea el único postmoderno que le declaró la guerra a las líneas rectas, integrando jardines en los techos, colores en las fachadas, rupturas en las líneas y aromas en ventanas. Vaya, que viene a ser a Viena lo que “la flor de la Canela” a Chabuca Granda. Visiten por Dios su Web. Y que conste que no es uno de mis favoritos, pero al Cesar lo que es del Cesar.

No desesperen, en la próxima entrega les hablare de la Cooperativa Himmelblau, tremendos arquitectos que se permiten hacer un edificio al lado de la Opera de Praga -en forma de una pareja de bailarines- y bautizan a su obra como “Ginger y Fred” en clara alusión a la Rogers y al Astaire.

¡Que viva Benimamet! Pero, por favor, con nuestra cruz de Calatrava tenemos suficiente penitencia, Amén.

Servus.

Introducción a la obra de Lacan (X)

¿Qué es el registro imaginario?

El registro imaginario se comprende a partir del estadio o fase del espejo. Lacan pone en evidencia que el Yo del niño pequeño, debido a su prematuridad psico-bio-fisiológica, se constituye a partir de la imagen de su semejante, un Yo especular.

Pero nos podríamos preguntar ¿qué es imaginario, pues? Desde el punto de vista intrasubjetivo, la relación narcisística del sujeto para con su Yo. Desde el punto de vista intersubjetivo, la relación dual, o sea, aquella que tiene con su semejante, pues es una relación basada y captada por un semejante, bien sea erótica, agresiva o indiferente.

Para Lacan sólo existe el semejante (otro que sea Yo), porque el Yo es originariamente otro. ¿Qué es imaginario con respecto a un Umwelt? Son las relaciones descritas en etología. ¿Qué es imaginario con respecto a las significaciones? Todo lo que tiene que ver con el homomorfismo, con la semejanza, etc.

De los tres registros que Lacan introduce en el psicoanálisis: imaginario, real y simbólico; el simbólico es el segundo que vamos a ver.

Lo simbólico: designa el orden de fenómenos de los que se ocupa el psicoanálisis, en cuanto están estructurados como un lenguaje. Esto alude a la idea de que la eficacia de la cura se explica por el carácter fundamentador de la palabra. La idea de que hay un orden simbólico que estructura la realidad interhumana fue establecida desde las ciencias sociales, por Claude Levi-Strauss basándose en la lingüística de Saussure.

Introducción a la obra de Lacan (IX)

magritte_conexiones-peligrosasEl estadio del espejo

Es la primera y fundamental aportación de Lacan al psicoanálisis. Fue escrito cuando tenía 35 años, para el congreso de 1936 en Marienbad, Alemania. No fue leído en las ponencias[1] y estuvo durmiendo hasta 15 años después.

Veamos de qué se trata: para introducirlo, haremos un breve comentario sobre un texto oficial de los Escritos (p. 86-93). Se trata del estudio del estadio del espejo, como formador de la función del Yo, tal como se nos revela en la experiencia analítica. Para empezar, es necesario decir que es un escrito de 1949, trece años después del congreso de Marienbad. Es un texto difícil, que condensa todo el itinerario recorrido por Lacan desde 1936. En el mismo, Lacan nos dice que el niño constituye su unidad alrededor de la imagen de su propio cuerpo en el espejo.

Cosa que, como ya he dicho antes, vamos a ver de inmediato, exige sólo una aclaración. Por la segunda Tópica freudiana, el aparato psíquico consta de tres instancias, a saber: Yo, Ello, y el Superyo. Esta es la novedad en la formulación lacaniana; en ella aparecen dos referencias bien distintas al Yo. En castellano desgraciadamente Yo y je, pronombre personal de la primera persona singular, son idénticos. Lacan los separa, entendiendo por Je siempre la función de sujeto, y por Yo (moi), el Yo de la segunda Tópica. O sea, Yo (moi), se refiere al Yo como instancia freudiana. El Yo (je) es el Yo, el que habla (el que es hablado). Con respecto a la formulación del Yo (je) en contraposición al Yo (moi) de la 2° Tópica, por si aclara algo la formulación que del mismo hace Lacan, la encontrarán en p. 247 del Seminario I (escritos técnicos de Freud).

Definición del estadio del espejo

Experiencia durante la cual el infans (niño/niña), realiza la conquista de la ima­gen de su propio cuerpo. La identificación primor­dial del niño con esta imagen va a pro­mover la estructuración del Yo (je) poniendo punto final a lo que Lacan denomina fan­tasía del cuerpo fragmentado.

Antes de este estadio el niño no ve su cuerpo como una totalidad unificada, sino como algo disperso. Esta experiencia del cuerpo fragmentado, que aparece tanto en los sueños como en algunas psicosis, se pone a prueba en la dialéctica del espejo, cuya función es neutralizar la dispersión angustiante del cuerpo en favor de la unidad del cuerpo propio.

Veamos el proceso (el niño tiene de 6 a 8 meses). Primeramente el niño percibe su imagen como si se tratara de algo real que intenta atrapar. Esto demuestra que hay una confusión primaria entre uno y el otro. Esto se confirma con la relación que el niño mantiene con los otros, esta primera etapa confirma que se establece claramente un vínculo entre el niño y el registro imaginario. En un segundo tiempo el niño entra en un proceso identificatorio: el niño descubre que el otro del espejo no es un ser real, sino una imagen, ya no intentará pues atraparla y su comportamiento comenzará a indicar que sabe distinguir la imagen del otro de la realidad del otro.

En la tercera fase, el niño se asegura que la imagen que ve es un reflejo y adquiere la convicción de que solo es una imagen, y que se trata de la suya. Al reconocerse el niño reúne la dispersión del cuerpo fragmentado en una totalidad unificada, que es la representación del cuerpo propio. Entonces la imagen del cuerpo es estructurante para la identidad del sujeto, que realiza a través de ella su identificación primordial.

La dimensión imaginaria subyace de principio a fin del proceso, desde que el niño se identifica con algo virtual (imagen óptica) que no es él como tal, pero en la que se reconoce. Es pues un reconocimiento imaginario. El reconocimiento de sí mismo a partir de la imagen del espejo se efectúa (por razones ópticas) a partir de indicios exteriores y simétricamente inversos.

Es por eso que la unidad del cuerpo se esboza como exterior a sí misma e invertida. La dimensión de este reconocimiento prefigura así, para el sujeto, el carácter de su alienación imaginaria, desde donde se perfila el desconocimiento crónico que no dejará de mantener consigo mismo. Vamos pues a introducirnos en dos conceptos fundamentales: el concepto de registro imaginario y el concepto de registro simbólico.


[1] En realidad Ernest Jones interrumpe la exposición de Lacan a los diez minutos de iniciada; Elisabeth Roudinesco, La batalla de cien años, 2, Historia del psicoanálisis en Francia, Madrid.

Un regalo desde Viena

Estimados amigos y amigas que me visitáis en el blog, no he podido resistirme a subiros a la página un pequeño video de minuto y pico, cuya característica promocional no le desmerece a la hora de que tengáis -aunque sea veladamente- unas imágenes del distrito Innere Stadt, o sea, el primer distrito de Viena.
Son listos los Vieneses y dura lo que les he dicho, pero es tan exquisito que ustedes se lo merecen.
Los productores han tenido el buen gusto de mezclar pasado y presente, sin hacer ningún tipo de propaganda subliminal, por tanto a los que leen mi sección sobre Viena va dirigido este pequeño regalo.
Por cierto, se titula “sinfonía del casco viejo”. Que lo disfrutéis, lo breve dos veces bueno.
Un abrazo, Servus.

Oh, Wien, stadt meiner träume!! (Parte XV)

1447956085_68ab9cd4ab_m“Viena ciudad de la música”. Así reza en la mayoría de panfletos de los tour-operadores, que en un 3 x 1 ofertan viajes a Praga, Budapest y Viena… ¡En cuatro días! No se dejen engañar, es un consejo, Praga bien vale un viaje -igual que Budapest-. Mezclar churras y merinas está bien para un ciudadano estadounidense con síndrome de estrés, que al retornar a su casa -en mitad del medio oeste de nada- podrá enseñar a los amigos aquellas fotos que no ha tenido tiempo de clasificar, en una suerte de remake de la película “Si hoy es martes esto es Bélgica”.

En fin, si van a Viena con el firme propósito de oír algún concierto, mi consejo sería que fuesen a cualquier establecimiento de la red estatal, sea la Opera, el Theater an der Wien, el Lusthaus, etc… Y en su defecto, siempre se realizan veladas tanto en el Palacio Schoenbrunn como en el Hofburg.

Ahora bien, si lo que desean es obtener una plaza -sentados o de pie- en la Goldenensaal de la Musikverein, el mejor sitio es el salón de sus casas. En mi experiencia, aparte de los altos capitostes, famosos, actores internacionales y los japoneses de siempre, no conozco a nadie que se pueda permitir la entrada -y menos en pareja-. Yo tampoco.

Buscando una hermosa velada uno se puede encontrar en un Heuriger (taberna) de Grinzig, oyendo música “Schrammel” que -sin despreciarla- tampoco es una polca mazur o aquello que ustedes y yo estamos acostumbrados a ver por Eurovisión.

Es cierto que en lugares como el Kursalon Huebner dan veladas de "sangre vienesa" y valses archiconocidos, pero eso no justifica que metan a quinientas personas en tropel, con una copa de cava catalán (estupendo, por cierto) y una rosa en la mano, que le da al personal turístico un aire de “pringaos” (ustedes me entienden). Porque, además, para los no germanohablantes el idioma no acompaña… se te cae encima, y normalmente versionan operetas.

2600580321_83e0ce03ba_m Con todo esto no intento hacerles cambiar de opinión, pero si van a Viena por la música elijan bien, obliguen a la agencia de viajes que les certifique que no se trata de un paquete aderezado con Dios sabe qué y así siempre tendrán otra oportunidad de ver la ciudad.

Recuerden: en verano los niños cantores están o de vacaciones o de gira. La temporada musical empieza con el frío.

Con respecto a los músicos célebres, muchos fueron inquilinos vieneses y allí moran sus restos, lo cual no significa que nacieran en la ciudad. Tal es el caso -por mencionar algunos- de Mozart (nacido en Salzburgo), Beethoven (Bonn, Alemania), Johannes Brahms (Hamburgo) y Mahler (Bohemia). No obstante, cayeron rendidos a los pies de esta ciudad odiosa que enamora, y que repite en muchas personas –más al norte de Florencia- la aparición del síndrome de Stendhal.

Servus, a ritmo de vals.

Introducción a la obra de Lacan (VIII)

El signo lingüístico: la puntada

Ya hemos dicho que un signo lingüístico une un concepto a una imagen acústica. La imagen acústica no es el sonido material, cosa física puramente, sino la huella psíquica, la representación que en él nos da el testimonio de nuestros sentidos.

En 1956, Lacan lanza la noción de puntada en el grafo del deseo. Para Lacan la puntada es ante todo la operación a través de la cual el significado detiene el deslizamiento de la significación que de otro modo sería indefinida[1]. En otras palabras, es el hecho por el cual el significante se asocia al significado en la cadena del discurso. Veamos pues la representación gráfica:

Foto6

En ella vemos como el vector representa la puntada que engancha en dos puntos la cadena significante . Podemos decir entonces que el signo tiene sentido –retroactivamente– en la medida en que la significación de un mensaje sobreviene sólo al término de la articulación significante misma. Esta dimensión retroactiva del sentido se materializa en el esquema de la puntada. A través del sentido retrógrado del vector , la puntada detiene el deslizamiento de la significación en la dimensión a posteriori. La ambigüedad del problema de la enunciación se debe en gran parte a esa delimitación de la significación en el a posteriori de la articulación.


[1] Jacques Lacan, Subversión del sujeto y Dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano, Escritos II, México, Siglo XXI. 1989, p. 785.

Introducción a la obra de Lacan (VII)

Proceso metafórico

Metáfora: Tropo de estilo, en discursos, que se funda en relaciones de similitud y sustitución. Ejemplo: Uso del término “peste” para referirse al psicoanálisis.

Foto3

Proceso metonímico

Metonimia: Consiste en reemplazar un significante S1 por otro significante.

Tropo de transferencia de denominación.

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Oh, Wien, stadt meiner träume!! (Parte XIV)

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A veces, sólo a veces, entre pruebas desagradables y estudios de última generación en diagnostico medico (TACs, PETs, RMNs) y otras que les ahorro, a uno le da tiempo -mirabile visu- a visitar hospitales y hacer psicoterapia a los pacientes para sacar fuerzas (no sé muy bien de dónde)

En esos momentos, recordando el azote de la peste bubónica que asoló Europa por siglos, caí en la cuenta de que, de no haber sido por hombres y mujeres de aquel tiempo, seguirían echándole la culpa de la epidemia a los de siempre, a brujas, hechiceros, trompeteros del juicio final, homosexuales, desviacionistas religiosos y un largo etcétera…

El azote del siglo XXI es otro, los culpables se llaman VIH, Carcinomas, linfomas, etc…

Caí en la cuenta de dos cosas. Primero, que ha remitido la histeria y la paranoia un poco y, al mismo tiempo, que hay un desfase entre la humanidad y las épocas. Pero claro, así es el zeitgeist. Volví a mi terreno y recordé que hablándoles de Viena había olvidado relatarles, de pasada, los centros emblemáticos de salud de esta ciudad.

Locos, que se dice, ha habido siempre. En Viena desgraciadamente debía haber bastantes, y al despotismo ilustrado se le ocurrió recluirlos en la Narrenturm, es decir, la torre de los locos. Un edificio singular y redondo donde metían a todo aquel que andaba con las neuronas revolucionadas. Les cuento esto porque en el resto de Europa la cosa iba a la par y, además, hasta que no llegó la primera revolución psiquiátrica -allá por el fin del siglo XVIII- los inquilinos de esta casa andaban encadenados como si los peligrosos fuesen ellos.

Por cierto, si la quieren visitar es excelente la exposición permanente de su historia y mil curiosidades más. Anecdóticamente, se encuentra en el distrito de Alsergrund, como la residencia de Freud.

AKH-Wien-ModellCon el tiempo, y a raíz de las grandes reformas, se habilitó un antiguo edificio con sus infinitas ampliaciones que llegó a convertirse en el Allgemeines krankenhaus o Hospital general de Viena, donde trabajaron durante tiempo viejos conocidos de todos los profesionales de la salud física y  mental. El edificio está ubicado no lejos de la torre anteriormente citada, curiosamente en el mismo distrito de Alsergrund, así que podrán visitar ambas el mismo día.

En el Allgemeines krankenhaus -o AKH, abreviado- trabajó el premio Nobel de medicina Julius Wagner-Jauregg, famoso por sus descubrimientos sobre el bocio, por la piroterapia y por realizar importantes estudios sobre la psicosis. Era bastante socarrón y, al enterarse que su alumna favorita se había pasado al psicoanálisis, le solía decir al encontrársela por la calle “Doctora Deutsch, ¿ya le ha convencido el profesor Freud de que quiere matar a su madre y desea casarse con su padre?” A lo que Helene le respondía: “No, aún no; pero lo intenta, lo intenta…”. Y así le daba esquinazo.s821100a

Recuerden que en la Viena finisecular los hospitales miraban por encima del hombro a cualquier institución de otro país. Finalmente, y de manera acorde al espíritu de los tiempos, el arquitecto jefe de la Secession vienesa, Otto Wagner, creó para el complejo de enfermos mentales la Kirche am Steinhof en Penzig (distrito vienés), la Iglesia de San Leopoldo o de los locos.

Ya ven, de las cadenas de la Narrenturm a los bancos de una Iglesia declarada, cómo no, Patrimonio de la Humanidad.

Les dejo con una pregunta, ¿será por casualidad que la maravillosa Iglesia está en el distrito de Alsergrund, barrio de Freud?

Reflexionen un poco, porque en mi ciencia la casualidad… no existe.

Servus.

Introducción a la obra de Lacan (VI)

Vamos a ver un concepto más: la puntada, una operación a través de la cual el significante detiene el deslizamiento de la significación, que de otro modo no tendría fin.

En otras palabras, es el hecho por el que un significante (S) se asocia a un significado (s), en la cadena del discurso, porque si un signo es una palabra, el discurso sería una sucesión de signos. O sea: Foto2

Vamos a ver dos conceptos integrados en la teoría freudiana y que son muy importantes por el uso que Lacan les da. Son los conceptos de condensación y desplazamiento.

¿Qué es la Condensación?

La Condensación o Verdichtung es un modo especial y fundamental de los procesos inconscientes, en la que una representación única, representa varias cadenas asociativas. Se puede apreciar muy claramente la presencia de la condensación en el síntoma; de igual forma se detecta también el fenómeno de condensación en los sueños, que estudiaremos en el seminario de Freud.

Podemos decir por ejemplo que en el caso de un sueño –si se trata de una figura– ésta es una condensación de otras varias. La condensación es un proceso elementalmente esencial en el chiste, los lapsus, en el olvido de palabras…

¿Qué es el Desplazamiento?

Veamos también de manera exacta que el desplazamiento. La Verschiebung o desplazamiento consiste en que el acento, interés, intensidad de una representación, puede desprenderse de ésta para pasar a otras representaciones que con ésta poco tienen que ver, aunque estén ligadas a la primera por una cadena asociativa.

Este fenómeno se observa especialmente en el análisis de los sueños, y se encuentra también en el proceso de la formación de los síntomas neuróticos.

Lacan propone que la condensación sea tratada como un proceso metafórico y el desplazamiento como un proceso metonímico[1], siendo este uno de los grandes hallazgos lacanianos. Si –como convenimos al principio– el inconsciente está estructurado como un lenguaje donde los significantes son los que rigen la cadena hablada, el proceso metafórico y metonímico son parte integrante del mismo. En la próxima entrada, veremos un ejemplo más de ello.


[1] Jaques Lacan, La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud, Escritos I, México. Siglo XXI. 1989, pp. 485, 486.

Introducción a la obra de Lacan (V)

Retomando el material de la entrada anterior, tenemos que:

1. Lo arbitrario del signo. Significa que no hay ningún lazo necesario que una a un significado con un significante, la prueba es que en cada lengua el significante varía para un mismo significado. Esto significa que el significante (S) se elige libremente con respecto a la idea que él representa.

2. La inmutabilidad del signo. El significante (S) es inmutable en el sentido de que una vez elegido un significante (S) el mismo se impone a la comunidad lingüística, o sea, a la masa de los habitantes.

3. La alteración del signo. Es el hecho de la práctica social de la lengua a través del tiempo. Si el signo lingüístico perdura porque es inmutable, precisamente puede alterarse porque perdura en el tiempo, esa alteración se realiza tanto a nivel del significante (S) cono a nivel del significado (s).

4. El carácter lineal del significante. Se refiere esta propiedad a la selección y a la combinación estudiados por Jakobson. (Ver lámina I)

Foto

Lacan introduce algunas modificaciones con respecto a la obra de Saussure. Por un lado el flujo de los pensamientos será llamado flujo de significado (s), mientras que el flujo de los sonidos, o sea, las palabras pronunciadas, será llamado flujo de significante (S).

Lacan asimismo invierte el signo saussureano y escribe “S” mayúscula partido de “s” minúscula, o sea, arriba el significante y abajo el significado.

Introducción a la obra de Lacan (IV)

Significado, significante… lo que el signo lingüístico une no es una cosa a un nombre, sino un concepto a una imagen acústica. La imagen acústica es la huella psíquica (imagen mnémica), representación que de él nos da el testimonio de nuestros sentidos, siendo una imagen sensorial, de ahí que podamos hablar nosotros mismos, sin necesidad de articular palabra ninguna.

El signo lingüístico es pues una entidad psíquica de dos caras que representaremos en concepto/imagen acústica. Estos dos elementos están íntimamente unidos y se relacionan recíprocamente. Llamaremos signo lingüístico a la combinación del concepto y de la imagen acústica, aunque en el uso corriente este término, signo lingüístico, designa generalmente la imagen acústica.

En la palabra Arbor, usada como ejemplo por Saussure, vemos que si llamamos signo a Arbor, no es más que gracias a que conlleva el concepto árbol, de tal manera que la idea de la parte sensorial implica la del conjunto.

Es por lo que proponemos, dice Ferdinand de Saussure, conservar la palabra signo, para designar el conjunto y reemplazar el concepto e imagen acústica respectivamente, con significado y significante.

El signo lingüístico así definido, posee unas características primordiales:

a) Lo arbitrario del signo. El lazo de unión significante-significado es arbitrario, o sea el conjunto del signo lingüístico es arbitrario[1].

Se ha utilizado la palabra símbolo para designar el significante; ahora bien, existe algunos problemas: el símbolo no es nunca arbitrario, no está vacío, existe pues un enlace natural entre el significado y el significante.

La palabra arbitrario necesita una observación, no debe de dar idea de que el significante depende de la libre elección del hablante, con esto queremos decir, que es inmotivado, arbitrario con relación al significado.

b) Carácter lineal del significante. El significante, por ser de naturaleza auditiva, se desenvuelve en el tiempo únicamente, teniendo dos caracteres:

  • - Representa una extensión.
  • - Dicha extensión es mensurable en una sola dimensión.
  • - Es una línea[2].

Los significantes acústicos no disponen más que de la línea del tiempo, sus elementos se presentan unos a otros formando una cadena –representación por medio de la escritura–, donde la sucesión en el tiempo es sustituida por la línea espacial de los signos gráficos.

c) Inmutabilidad y mutabilidad del signo. Inmutabilidad: el significante, aunque aparezca como elegido libremente con relación a la idea, no le sucede lo mismo en relación a la comunidad lingüística que lo emplea. No es libre, es impuesto[3].

Esto nos lleva a pensar que el signo lingüístico sufre una ley admitida por la colectividad de parlantes, y no ya una regla libremente consentida.

Es por ello que el signo lingüístico está fuera del alcance de nuestra voluntad. La lengua nos aparece cono una herencia de la época precedente que tenemos que tomar tal cual, aunque existe un balanceo entre la tradición impuesta y la acción libre de la sociedad. Este factor de la tradición siempre es dominante, excluyendo todo cambio lingüístico, general y súbito. Ante esta cuestión podremos apoyar en ese dicho del carácter, la presencia simultánea de los otros. Estos valores están siempre constituidos:

  1. Por una cosa desemejante susceptible de ser trocada por otra cuyo valor está por determinar.
  2. Por cosas similares que se pueden comparar con aquéllas cuyo valor está por ver.

A partir de todo esto, vemos como el Dr. Lacan, aprovechando la lingüística, juega con este término –signo lingüístico– e intenta adoptar su carácter al psicoanálisis, pero dándole un mayor valor al significante, como único e individual –y al mismo tiempo universal– en lo que a la masa hablante se refiere. De ahí que invierta el signo lingüístico haciendo que el significante pase a ocupar una posición libre e independiente en cada sujeto, que dé respuesta a tantos significados como, quizás, sujetos existentes.

La regla de oro del psicoanálisis busca esa asociación significante/significado, para investigar el punto del problema del sujeto. Empleando para ello el valor que engendra la metonimia y la metáfora para los procesos mentales.


[1] F. de Saussure, Curso de Lingüística General, Buenos Aires. Losada, 1978, p. 130.

[2] Ibíd., p. 133.

[3] Ibíd., p. 135.

Introducción a la obra de Lacan (III)

Ferdinand de Saussure, a través de esta obra, es el primero que enfoca el problema del significar en el terreno concreto de la Lengua, y no ya en el abstracto de la lógica. Completa su concepto de la lengua-sistema, con una visión personal de las relaciones entre la palabra y el pensamiento, y entre la materia acústica y los sonidos lingüísticos.

Sólo los signos lingüísticos, ante esa masa amorfa que es nuestro pensamiento, nos hacen distinguir dos ideas de manera clara y constante. La sustancia fónica tampoco es en sí más que una uniforme materia plástica, que sólo gracias a la lengua se divide a su vez en partes distintas para pronunciar los significantes que el pensamiento necesita.

Una de las características de la mentalidad de Saussure es que cada distinción y cada delimitación de hechos está ya como encarnada en sus exigencias metodológicas, de modo que sus doctrinas han nacido más de las necesidades técnicas de la investigación que de la contemplación filosófica del objeto. En rasgos generales, la materia y tarea de la lingüística es hacer la descripción y la historia de todas las lenguas de que puede ocuparse, lo cual equivale a un desarrollo histórico de las familias de lenguas; buscar las fuerzas que intervienen de manera permanente y universal en todas las lenguas y sacar conclusiones generales de los fenómenos particulares de la historia; definir y concretar sus relaciones en otras ciencias: etnografía, antropología, lingüística, etcétera.

Ferdinand de Saussure nos explica el fenómeno de la comunicación intersujetiva, nos dice: el punto de partida del circuito está en el cerebro de uno de los sujetos (A), donde los hechos de conciencia que llamaremos conceptos, se hallan asociados con las representaciones de los signos lingüísticos o imágenes acústicas, que sirven a su expresión.

Cuando un concepto dado desencadena una imagen acústica en el cerebro, este fenómeno es totalmente psíquico, el cual va seguido de un proceso fisiológico, en el que el cerebro transmite a los órganos de fonación un impulso correlativo a la imagen, a continuación, dichas ondas sonoras se trasmiten al oído de (B), proceso puramente físico.

Repitiéndose dicho circuito en orden inverso, o sea en (B), desde su oído a su cerebro, transmisión fisiológica de la imagen acústica, y ya en el cerebro la asociación psíquica de esta imagen con el concepto correspondiente.

Es lo que veremos en el grafo del deseo como molino de palabras. Tomados estos ejemplos como introducción, abordaremos el asunto de dicho trabajo, cuyo fin es el estudio del signo lingüístico.

Introducción a la obra de Lacan (II)

Después de la muerte de Freud, acaecida en 1939, el panorama psicoanalítico mundial era –por decirlo de una manera escueta– bastante desolador. Bien es cierto que la asociación llamada Internacional aún hoy en día, reinaba bajo las directrices de una troika creada al efecto. Pero algo ocurría: nada de producción teórica, nada de discusión con respecto a la clínica… el único debate estaba centrado entre Anna Freud y Melanie Klein, gran señora del psicoanálisis a la que se le empieza a hacer justicia ahora...

El psicoanálisis había ido cayendo en una suerte de american way of life desde que la central –anteriormente ubicada en Londres– pasó a Chicago, con el consiguiente cambio en lo que se refiere a la técnica, pues se comenzó a amoldar el psicoanálisis a las necesidades del mercado. De ahí a esa imagen tétrica,
yo diría tragicómica, que llegó a tener el psicoanalista entre el público profano, no hay más que un paso. En esas condiciones surge en Francia algo nuevo tras el fin de la Segunda Guerra Mundial.

Lo que surge tiene nombre, y es un hombre: Jacques Marie Emile Lacan. Nacido en París en 1901, Lacan estudió medicina y se especializó en psiquiatría. Enfocó su tesis doctoral en el incómodo terreno de las psicosis y, poco a poco, se fue introduciendo en el psicoanálisis, que a la sazón en Francia estaba regido por la princesa imperial Marie Bonaparte.

Lacan entró en el psicoanálisis mediante una contribución, un pequeño trabajo que envió al congreso del año 1936. Dicho trabajo es el estadio del espejo.

Durante la gran guerra pasó Lacan a la Francia liberada y terminada la contienda se instaló como psicoanalista en París. Ahí comienza todo.

Cuando el Dr. Lacan vio como se encontraba el edificio del psicoanálisis comenzó su obra desde dentro, pues no hay que olvidar que pertenecía a la I.P.A.

El psicoanálisis se había convertido, después de la muerte de Freud, en una psicoterapia más, con un tiempo regulado estrictamente y –lo que es más grave– se había transformado en una ego-psychologie, o sea, en una psicología del Yo.

El insigne Loewenstein, Anna Freud y otros llegaron a la siguiente conclusión: bien, puesto que el paciente tiene problemas, tiene síntomas. Tendremos que tratar y asociarnos con la parte sana de su Yo para vencer tales resistencias mediante el reforzamiento de ese supuesto trozo de su Yo sano.

Esto es una aberración pues –a menos que se haga magia– si se pone en marcha un mecanismo de reforzamiento del Yo del paciente, se refuerza sus síntomas de igual forma.

Además, al respecto de las teorías y obras de Freud nadie hablaba, todo era segunda tópica: el Yo y el Ello, nada más. Incluso se consideraba casi una herejía cualquier innovación en este campo. Con Lacan todo esto cambió. Por lo pronto, Lacan propugnó una vuelta a Freud, lo que significaba un retorno a los escritos del maestro; una verdadera vuelta a Freud que diera un nuevo impulso a la ciencia psicoanalítica. Pero eso fue todo pues Lacan extrajo aportaciones de la antropología estructural, y de esa nueva ciencia piloto llamada lingüística, que han sido a la teoría lacaniana lo que las histerias a Freud.

Lacan se define como freudiano. Su mérito consistió en haber hecho avanzar la teoría, justo desde donde la dejó Freud a su muerte, hasta nuestros días. Conceptos tales como falo, objeto
a, fantasma, estadio del espejo, orden significante, metáfora paterna, etc... Los iremos viendo.

Toda la enseñanza de Lacan se encuentra en sus famosos Seminarios, que no están todos publicados. Se trata de la recopilación y puesta a punto de sus teorías, difundidas ante un público.

Con respecto a las obras escritas por Lacan, la cosa se simplifica, pues sólo existen los llamados Escritos, en dos volúmenes. Son de muy difícil lectura, ya que condensan sus teorías.

Empecemos pues; quizás sea una afirmación espectacular, pero es la verdad: una de las preocupaciones de Lacan fue la de restaurar la originalidad freudiana de la experiencia del inconsciente, bajo el lema de una hipótesis audaz y bastante revolucionaria. Es la siguiente:

El inconsciente (ese sistema que antes hemos visto y que constituye la base del psicoanálisis), está estructurado como un lenguaje. Podemos decir que esa afirmación es la hipótesis general de toda la elaboración teórica lacaniana.

Recordemos que la hipótesis genial de Freud con respecto al sueño consistirá en aplicarle al mismo la técnica de investigación que él ya había aconsejado, con el éxito que todos conocemos a otras manifestaciones psicológicas, como la obsesión y la angustia. El método es el de la asociación libre. Esta técnica, que permite identificar la significación de manifestaciones psíquicas de origen inconsciente a raíz de sus virtudes prácticas, permitirá realizar la generalización de una pluralidad de manifestaciones psíquicas que tienen en común la facultad de significar otra cosa que lo que significan de manera inmediata.

Nosotros sabemos que el sueño es un discurso disfrazado, encubierto, condensado, del cual se perdió el código. Pero el sueño descubre a partir de su carácter extraño su propio secreto en un discurso claro y significante, gracias al laborioso trabajo asociativo. Freud interpela, en el tomo de La interpretación de los sueños, al sueño en referencia a un sistema de elementos significantes análogos, o sea, parecidos a los elementos significantes del lenguaje.

Freud nos convoca inevitablemente a ese orden del lenguaje a partir del momento en que el principio de investigación del inconsciente queda suspendido, constantemente al flujo de las cadenas asociativas, que al no ser otra cosa que cadenas de pensamientos nos conducen inconscientemente a cadenas de palabras. Así mismo, Lacan perfila la afirmación de que un discurso siempre dice mucho más de lo que pretende decir, comenzando por el hecho de que pueda significar algo totalmente distinto de lo que se encuentra inmediatamente enunciado, o dicho.

Bien pues, sigamos avanzando: el padre de la lingüística estructural es Ferdinand de Saussure, suizo que vivió en el Siglo XIX y al que no se le empezó a hacer justicia hasta bien entrado este siglo. Saussure, en su Curso de lingüística general, introduce el concepto de signo lingüístico, que más tarde Lacan recogerá para integrarlo en el psicoanálisis.

El signo lingüístico es una entidad de dos caras, que no une una cosa a una palabra, sino un concepto a una imagen acústica. ¿Qué es una imagen acústica? Evidentemente no se trata del sonido material, que sería algo puramente físico, sino su huella psíquica, o sea la representación que de él nos dan nuestros sentidos.

Bien, vemos pues que el signo lingüístico es una entidad psíquica de dos caras, en la que ambos elementos, concepto e imagen acústica, mantienen una relación de asociación. Saussure sustituye el término concepto por el de significado y el de imagen acústica por el de significante.

Por tanto, ya podemos decir que el signo lingüístico es la relación entre un significado y un significante. Veamos ahora pues, de una manera breve, las propiedades del signo lingüístico.