La clínica en su cotidianidad V
Publicado por Valentín Sánchez Baumgarten en 13:14 0 comentarios
Ernest Jones vs. Marie Bonaparte
Conviene recordar al lector que el mismo Führer era austriaco, aunque para algunos resulte chocante. Es claro que desde la llegada de los nazis al poder, en esta suerte de nueva región se iban a implementar las mismas leyes raciales que llevaban cierto tiempo causando estragos en Alemania.
Freud y su familia, al igual que tantos otros, se vieron inmersos en el peligro real de un exterminio, al que solo sobreviviría parte de la familia. Debió ser duro para un europeo de su talla tener que pasar por la ratificación (in situ), de su propia teoría thanática sobre el ser humano, acostumbrados como estaban a un estado de bienestar que venía durando varias décadas. Europa, Europa…
Se sabe que Ernst Jones intentó convencer al Doctor Freud de la necesidad de refugiarse en un país, Gran Bretaña, que aunque enemigo en la Primera Guerra Mundial, mostraba una humanidad de la que otras naciones adolecían. (Por cierto, solo un país en el mundo protestó ante la Sociedad de Naciones por la anexión: México. Los demás se arrimaron al sol que por aquellas fechas más calentaba).
Freud nunca quiso salir ni de su casa ni de su ciudad. Sólo cuando un sombrío día la Gestapo se llevó a su hija Anna, bajo arresto, al cuartel general de la Morzinplatz de Viena, comenzó a plantearse seguir la senda del exilio.
Hemos titulado el artículo “Jones versus Marie Bonaparte”, porque últimamente se atribuye a la gestión de Jones el mérito del asilo de Freud, cuando sus influencias fueron escasas. Fue mérito de Marie Bonaparte (sobrina nieta de Napoleón I y por tratamiento Princesa Imperial) que sus gestiones, (face to face) con el dictador Italiano Mussolini, que Freud y parte de su familia pudiera escapar de Austria. Así fue como se produjo la segunda diáspora, vía Paris, hasta Londres.
Otros no tuvieron la misma suerte, incluyendo a las hermanas de Freud. Del mismo modo, algunos que emigraron no pudieron asimilar la pérdida de su mundo anclado en un ayer, irremediablemente perdido.
El por qué de este artículo se halla en la página hermanada de Gerardo F. Santamaría. Allí se ha adjuntado para descarga el documental “The century of the Self” (de visionado más que recomendable, por otra parte), en el que se le atribuye a Ernst Jones el mérito íntegro del exilio freudiano.
Saludos afectuosos.
Publicado por Gerardo Fernández Santamaría en 12:20 0 comentarios
La clínica en su cotidianidad IV
No menos que aquí.
Publicado por Valentín Sánchez Baumgarten en 18:02 1 comentarios
Oh, Wien, stadt meiner träume!! (Parte II)
Y es que en esta ciudad cuando nace un infante, el bautismo se convierte en el segundo suceso social para el neófito. El primero, sin duda es registrar al niño como socio en una compañía de pompas fúnebres, normalmente con nombre tan sugerentes como "el lucero matutino", "el nuevo amanecer", etc. Les aseguro que no se trata de nada tétrico, y paso a relatarles el por qué.
Desde antiguo Viena se ha vendido como una urbe que ama los placeres mundanos; recuerden si no como en el congreso de 1815, cuando se repartieron Europa jugando a los bolos en el palacio de Schoenbrunn, los periodistas informaban a sus cancillerías que el congreso no avanzaba pero... que bailaba muy bien. Y es que placer con política hace más llevadera, o al menos entonces la hacía, la vida de aquellas gentes.
La ausencia de todo rastro de miedo en los vieneses de pura cepa es memorable con respecto a "la vieja Señora", - así la llaman, a la muerte-, quizás debido a que, desde el kindergarten, los maestros se empeñan en anteponer la frase "todo lo que nace tiene que morir" a cualquier relato sobre Santa Klaus. Es así que en los periódicos las esquelas son cualquier cosa menos aburridas. Les traduzco una a modo de ejemplo:
Ejemplo 1: Frau Helen Zuekerbueller (nacida Himpelhof von Asenberg).
Esposa viuda del consejero aúlico Conde Ribenatt, les informa que si leen esta esquela, ha cambiado de domicilio. La misa se realizará...
Les aseguro que este ejemplo está extraído de eso que llaman realidad cotidiana.
No se trata de un insulto a los muertos, se trata, en el caso vienés, de la seguridad de que ante lo inevitable, la dignidad debe ir acompañada de cierto sentido del humor que eleva a sus habitantes a una posición que ellos estiman, al menos, superior.
Ustedes se preguntaran, ¿y a dónde los llevan? Pues queridos lectores, al Cementerio Central, al Wiener ZentralFriedhof, de la Simeringer Hauptstrasse. Digamos que los vieneses se mudan de allá donde vivieron hasta el distrito 10. Y es que más pronto o más tarde todos van al mismo sitio.
Hay un dicho que reza: "Zurich es el doble de grande que el cementerio central de Viena …pero también el doble de aburrido" , y es que en cualquier estación del año, pasear por el cementerio central, con sus avenidas, restaurante, biblioteca para visitantes y un largo etcétera , se convierte en una delicia. Cultura vienesa, ¿saben?
Las líneas de autobuses lo cruzan así como el famoso tranvía rojo. Si se aburren, en lugar de visitar a un conocido, dense una vuelta por la sección "caídos de la Primera Guerra Mundial", y si pretende fraternizar con otras culturas, "el sector de camposanto hebreo" le recibirá con los brazos abiertos en la nueva Jerusalén.
En el centro de esta enorme necrópolis se encuentra la iglesia del Dr. Karl Renner, construcción modernista famosa desde que el grupo británico Ultravox decidiera usarla para los fotogramas finales de su clip musical Vienna.
Y es que nos encontramos, a día de hoy, con una ciudad que a duras penas roza los dos millones de habitantes censados, y los cuatro millones y medio censados en otro estado. Pero, eso sí, siempre en su lugar: el Zentralfriedhof, en la Simeringer Hauptstrasse. Les recomiendo hacer la visita de rigor si pasan por Viena, en cualquier estación del año. Aunque en invierno el frio no congela, directamente crioniza, por más que Joël Dor -amigo, padre y antiguo psicoanalista del que esto escribe-, decía que "frío" era un significante secundario que siempre hacía referencia a otra cosa… les aseguro que esa otra cosa estaba fría, muy fría.
Por cierto, un día les contare de qué color es el Danubio.
Publicado por Gerardo Fernández Santamaría en 17:04 2 comentarios
Oh, Wien, stadt meiner träume!!
Es así como muchos humanos, sin saber qué hacer, sueñan y a veces realizan algún viaje en el que se las prometen felices.
Hay ciudades -y les aseguro que las hay- que te dejan chocado en una suerte de rapto, y ya no puedes vivir sin ellas. "No busco, encuentro", que decía Pablo Picasso.
Es el caso que me atañe con una ciudad distribuida radialmente en sentido de las manecillas del reloj, y que por llevarle la contra al mundo ha pasado de ser una de las tres ciudades más grandes del siglo XIX, a ser una ciudad que solo tiene de capital, su nombre y su historia, más un largo etcétera imposible de narrar.
Me refiero a Wien, Viena, o como gustan en llamarla en la actualidad y en las agencias de viaje: Vienna.
Desde la Innere Stadt o primer distrito con un palacio imperial de invierno donde cabrían – y les aseguro que ni se cruzarían- todas las monarquías que aún reflotan, hasta los museos o la sociedad de música que sigue pavoneándose todos los días primero de año, allí donde aunque los caminos no se cruzan los pentagramas vuelan en un perpetuum mobile.
Tanto el segundo distrito con el Prater como el tercero no tienen desperdicio, con su ficticia frontera entre Europa occidental y Europa oriental, allí donde comienza la Landstrasse Hauptstrasse, y así saltando calles atestadas de europeos orientales, en busca del PC más bueno, bonito y barato, llegamos al distrito Alsergrund, cuya archifamosa calle Berggasse alberga en el patio 19 la casa de Freud y sus interminables escalones…
Viena no es en sí una ciudad, es un mundo a visitar, en la superficie y en las catacumbas de su barrio de la Bluttgasse.
Les confieso que a veces, y solo a veces, cuando me embarga la nostalgia, me asomo a mi ventana valenciana y estiro el cuello en vano intento, siempre fallido, de ver la aguja de la catedral de San Esteban.
Dicen –o al menos dicen que lo dijo Enrique IV-, que Paris bien vale una misa. Les diré que estoy de acuerdo, pero no siendo mejor lo mejor de París, Viena, ¡oh Viena!, bien vale un Imperio.
Y es que aunque la finis Austriae esté ya lejos, continúa en el corazón.
Por cierto, un día les contaré de qué color es el Danubio.
Publicado por Valentín Sánchez Baumgarten en 11:58 7 comentarios
La clínica en su cotidianidad III
Publicado por Gerardo Fernández Santamaría en 14:00 5 comentarios
Die Fledermaus
Espero que os guste.
Publicado por Gerardo Fernández Santamaría en 0:08 4 comentarios
¿Mañana será el día?
- Que al analizante era de lengua alemana.
- Que era austriaco, aunque hubiese deseado ser austro-húngaro.
- Que era admirador fanático de Strauss hijo.
¿Mañana será el día?
Publicado por Gerardo Fernández Santamaría en 14:44 0 comentarios
La clínica en su cotidianidad II
Se trata de una petición de terapia mal construida porque, una vez más, los padres desconocían quiénes eran los verdaderos necesitados de tratamiento.
Dicté este caso de una sola entrevista en el primer ciclo de conferencias que impartí en 1992, en el Aula Magna de la Facultad de Psicología y Ciencias de la Educación de la ciudad de Valencia.
Publicado por Valentín Sánchez Baumgarten en 1:08 1 comentarios
Nostalgia
Os subímos al blog unos segundos de una filmación en la que aparece Freud:
- Congreso psicoanalítico de Budapest (1919)
- En su lugar de veraneo (Grinzing,1937, con Anna Freud)
Publicado por Gerardo Fernández Santamaría en 14:07 1 comentarios
La clínica en su cotidianidad I
Espero que sea de vuestro agrado.
Publicado por Gerardo Fernández Santamaría en 15:12 6 comentarios
Rorschach
Actualizado: En el psicoblog de Gerardo se adjunta una introducción básica al significado de las láminas, pese a que el material (por motivos de copyright), esté parcialmente mutilado.
Publicado por Gerardo Fernández Santamaría en 23:04 5 comentarios
Entrevista-tipo infantil
Publicado por Valentín Sánchez Baumgarten en 17:40 2 comentarios
Primeros pasos
Un saludo.
Publicado por Valentín Sánchez Baumgarten en 16:34 9 comentarios