Que un psicoanálisis es un giro de 360 grados para nunca volver al lugar de partida es sabido, por lo que la labor terapéutica del analista pasa por descubrir, y hacer evidentes, los conflictos inconscientes que generan lo que de manifiesto se evidencia en la patología. El síntoma termina siendo el desencadenante de la demanda del paciente, que concluirá convenciéndose de que cualquier tratamiento es mejor que sobrevivir en unas condiciones que suelen llegar al dramatismo más exacerbado.
Sin embargo, la determinación y los buenos propósitos de analista y paciente llevan, en demasiados casos, a una serie de entrevistas preliminares que jamás cristalizan en un tratamiento “ad hoc”. Tal es el caso que hoy presentamos.
Sin embargo, la determinación y los buenos propósitos de analista y paciente llevan, en demasiados casos, a una serie de entrevistas preliminares que jamás cristalizan en un tratamiento “ad hoc”. Tal es el caso que hoy presentamos.
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