El significante fálico en la puntada

Vamos a ver pues los efectos de la presencia del significante fálico:

1. La desviación de las necesidades del hombre, por un hecho concreto y fundamental, el hecho de que habla, es hablado en la cadena del discurso, entonces pues tenemos que sus necesidades están sujetas a la demanda. ¿Por qué? Porque están vehiculizadas en el discurso de tal manera, que demandar a un otro hace que éste lo reciba, el sujeto que plantea la demanda, de manera invertida.

Acordémonos del esquema Lambda y grafo de deseo, su segundo piso:

Puntada3

Esto que decimos es nuevo con respecto a la teoría freudiana, pues no se trata de que el sujeto esté en dependencia real, entendiendo por tal la concepción parásita que le llama Lacan, de la dependencia en las neurosis. Hay que entender que si ocurre esto a nivel de la conformación significante es porque el mensaje es emitido desde el lugar del Otro (A), o sea, desde el lugar del código.

Lacan nos recuerda que lo que se encuentra enajenado en las necesidades, constituye una Urverdrängnung (represión originaria), que no puede articularse en la demanda, pero que aparece en su retoño que es lo que se presenta en el hombre como su deseo. Por eso se dice que el deseo es el representante de la pulsión... un derivado –no más– que intenta alcanzar un objeto que no le es específico, porque el deseo no tiene objeto.

El deseo tiene un carácter desviado, errático, dice Lacan, incluso escandaloso, de lo cual se le distingue claramente de la necesidad. La necesidad es muy decente. Hay que centrar pues el interés a nivel de la demanda, cuyas características quedan definidas aunque sólo por aproximación en la noción de frustración, noción que Freud no empleó nunca jamás.

Recordaremos qué es la frustración, y sabemos que, por definición, es la falta imaginaria de un objeto real. La demanda siempre se refiere a otras cosas que a las satisfacciones que reclama. Es demanda de una presencia o una ausencia. ¿Por qué? Pues se pide lo que está ahí delante y al mismo tiempo se pide más allá de lo dicho. Esto se ve claramente en la relación dual del primer tiempo del Edipo, en la relación primordial con la madre. De tal manera se articula la relación, que aparece un Otro grande del cual la madre, como dice Lacan, está preñada.

Aparece ahí un privilegio constitutivo del Otro, el cual puede satisfacer las necesidades. Ese privilegio del Otro dibuja así la forma radical del Don, de lo que no tiene, o sea, de eso que se llama amor. Así pues se conforma poco a poco el deseo, como aquello que no es necesidad (ejemplo: satisfacer el apetito). Si demanda, la demanda en última instancia es demanda de amor. El deseo es pues la diferencia que resulta de la sustracción de la primera a la segunda, su escisión aparecería a través de la operación de la Spaltung del sujeto.

¿Qué es lo que se juega en el campo que ya hemos nombrado del deseo? Se juega la relación sexual. ¿Por qué? Porque ese campo del deseo le viene como anillo al dedo, que ni pintado, que se diría coloquialmente. Al hecho que permite la producción de un enigma, suerte de jeroglífico que esa relación sexual provoca en el sujeto al darle a este una doble significación, por un lado retorno de la demanda, es decir, demanda que inviste de vuelta al sujeto con el disfraz de la necesidad y ambigüedad, un no sé qué en el Otro, que siempre a cada encontronazo nuevo, se encuentra en tela de juicio por la vía de una prueba de amor demandada.

¿Qué ocurre pues en eso que se llama relación sexual, eso que no deja nunca satisfecho del todo a nadie, porque de dejarlo saciado no retornaría? Pues lo que ocurre es que el sujeto, lo mismo que el Otro, no se bastan con el cuento de ser sujetos de la necesidad, ni siquiera en la propia exhibición de ser objetos de amor, deben pues ocupar el lugar causa del deseo, lo cual coloca al sujeto en una posición bastante incómoda, difícil de sentarse allí.

Lacan comenta que remitirse a la virtud de lo genital y al mecanismo de la maduración de la ternura, llevarían al sujeto a una cierta felicidad. Pues bien, esto es una estafa.

El hombre, vista la posición que ocupa en esa relación, no puede aspirar a ser íntegro, personalidad total que dirían los que se dedican a las psicoterapias. ¿Por qué? porque está destinado como sujeto del inconsciente al juego de condensación y desplazamiento; está destinado como sujeto hablante al juego de la metáfora y metonimia, lo cual marca su función de sujeto con respecto al significante, de una suerte que a cada pregunta que formulara a un otro que no fuere del semblante, éste debería contestarle invariablemente lo mismo, ¿por qué? porque el mensaje que enviara ese sujeto, no sería reconocido por él, más que en una operación de sustracción, en la cual quedaría preso, como las dos caras de una moneda, ignorantes de que la otra existe, a no ser que se reafirme la existencia de la misma por la afirmación de un no está y al revés.

El falo es el significante privilegiado del funcionamiento del sujeto con lo que habla, la palabra se une a lo que se concretiza del deseo en el sujeto que habla, y que al hablar formula de forma desiderativa.

Afirmar, como lo hace Jacques Lacan, que el falo es lo sobresaliente de lo que puede captarse en lo real de la copulación sexual, o que es, por su urgencia, la imagen del flujo vital en cuanto pasa a la generación, son maneras de decir que el falo sólo puede desempeñar su papel velado, es decir, como signo él mismo de la latencia de que adolece todo significable, es decir de su cojera estructural; por cuanto ni está nunca donde se lo espera, ni falta allí donde no está, desde el momento en que es elevado (aufgehoben), a la función de significante.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dein Internet-blog ist super.

eine ösi.

Anónimo dijo...

gracias me ayudan tus textos y sus relaciones pero no termino de entender el grafo del deseo y lo encuentro desarrollado sin relacion a otrls esquemas