Oh, Wien, stadt meiner träume!! (Parte XVIII)

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Les confieso que cuando voy a Viena lo primero que hago es comprar, rápidamente, un ramo de rosas rojas, y lo llevo como ofrenda al mausoleo del Emperador Francisco José. Cumplido este ritual quedo libre para disfrutar de la ciudad de mis sueños.

De hecho, hoy les hablaré del Káiser Francisco José, quizá el ultimo padre de Europa antes de la debacle de las dos guerras mundiales, la división del continente, y la posterior y tortuosa unificación europea que -parece ser- está en proceso. Al menos yo así lo espero.

Francisco José de Habsburgo-Lorena nació en el palacio de Schoenbrunn, en Viena, y a la edad de 18 años accedió al trono Imperial Austriaco, siendo coronado como:

Káiser (Emperador) de Austria; rey apostólico de Hungría; rey de Bohemia, de Dalmacia, de Galitzia y Lodomeria, de Croacia y de Iliria; rey de Jerusalén; archiduque de Austria; Gran Duque de Toscana y de Cracovia; duque de Lorena, de Salzburgo, de Estiria, de Carintia, de Krajina y de Bucovina, de la Alta y la Baja Silesia, de Módena, Parma, Piacenza y Guastalla, de Auschwitz y de Zator, de Ciesyn, Fruili, Ragusa y Zara; conde de Habsburgo y del Tirol, de Kyburg, Gorizia y Gradisca, de Hohenembs, Feldkirch, Bregenz y Sonnenberg; gran príncipe de Transilvania-Siebenbürgen, príncipe de Trento y Bressanona; margrave de Moravia, de la Alta y la Baja Lusacia y de Istria; señor de Trieste y Cattaro, gran voivoda de la voivodía de Serbia, y un largo etcétera con el que no quiero cansar al lector.

Kaiser Franz Josef Nacido en 1830, sucedió a su tío Fernando -un retrasado mental afable e ineficaz- para regir el Imperio. Francisco José era hijo del archiduque Francisco Carlos, hijo a su vez del último Emperador del Sacro Romano Imperio Alemán y de la Princesa Sofía, de la casa Wittelsbach de Baviera. Sus padres eran, por tanto, primos hermanos.

Francisco José I contrajo nupcias con su prima Elisabeth Wittelsbach a la que conoció en el balneario de Ischl. Todo el mundo la conoce como Sïssi. Me permitirán no extenderme en esta desgraciada unión, pues ya les hablaré de esta “extraña mujer” en un artículo aparte.

El Káiser tuvo con Sissi cuatro hijos: Sophie, muerta prematuramente, Gisela, princesa de Baviera, Rodolfo, Príncipe de la corona y heredero de Austria-Hungría, y María Valeria, archiduquesa de Austria-Toscana, conocida gracias a las malas lenguas de la corte como “la única” o “la húngara”, cuando la criatura era el vivo retrato de su Padre.

Francisco José era un idealista, transformó la ciudad de Viena de arriba abajo, creó o fomentó los proyectos para seguir manteniendo la ciudad como buque insignia de su imperio y murió, allí donde había nacido, en el Palacio de Schoenbrunn en noviembre de 1916, dejando la primera Guerra Mundial empantanada.

Como no creo que realizar un panegírico sea mi función, solo les diré que una vez por semana despachaba en el palacio Hofburg de Viena de cara al pueblo, cosa que en estos tiempos de crisis debería servir de modelo a las monarquías y chuparquías que aún resisten en esta Europa del siglo XXI.

Quizá lo más llamativo del Soberano fuese la serie de desgracias familiares que le acontecieron. Su vida familiar fue terrible, el Káiser Francisco José perdió violentamente a su hijo, el Archiduque Rodolfo, que dicen que se suicidó por un desengaño pasional en medio de una crisis depresiva; eso sí, arrastrando en su suicidio a la Baronesa María Vetsera de diecisiete años. Por añadidura, el Káiser perdió a su esposa, la Emperatriz Sissi, apuñalada por un energúmeno que la confundió con una Condesa.

Francisco José tuvo tres hermanos, ninguno de los cuales acabó bien. El primero, Maximiliano, fue entronizado como Emperador de México por los franceses -contra la voluntad del propio francisco José-. Excuso decir que fue fusilado cuando el ejército francés empezó a sufrir derrotas ante las guerrillas mexicanas.

El segundo hermano del Emperador, Carlos Luis, católico hasta la medula, bebió agua del Jordán en una peregrinación a Tierra Santa, muriendo de tifus.

Con respecto al hermano menor, Luis Víctor, apodado “el archiduque de los urinarios”, fue enviado lejos de Viena tras ser sorprendido manteniendo relaciones sexuales con un menor de edad en un baño público.

Ni qué decir tiene que la cuestión sucesoria fue más complicada que un culebrón venezolano. Al KaiserFranzJoseph morir el archiduque Rodolfo sin hijos varones, y al morir Carlos Luis, la sucesión recayó en Francisco Fernando, hijo del anterior, que cabezón como era se casó morganáticamente, es decir, con alguien inferior en rango, cosa impensable para la monarquía danubiana finisecular.

La interfecta fue Sophie, condesa Chotek, de la rancia aristocracia checa. Lo que quizás el público en general no sepa es que aunque no hubieran muerto en el atentado de Sarajevo, sus hijos estaban apartados por ley dinástica del trono.

En realidad, y para hacer honor a la verdad, el Imperio Austro-Húngaro duró lo que el reinado de Francisco José I, es decir: sesenta y ocho años. De 1916 a 1919 la tragicomedia fue el preludio de la Finis Austria o, como decía acertadamente el escritor Robert Musil, el “fin de Kakania”.

Me resulta doloroso mostrar los hechos tal cual fueron, pero no puedo engañarles con una historia cuyo cielo no fue de caramelo. Eso es propio de películas confitadas.

El mérito supremo de que todo funcionara fue del Káiser Francisco José, Señor dominador del Caos en el que siempre estuvo envuelto.

Es por todo ello que, con todo mi respeto y cariño, este articulo se lo dedico a mi idolatrado Señor Francisco José I, Señor de los dos mundos desde que se mudó a su panteón en la Cripta de los Capuchinos.

Servus.

Post Data.: las fotografías son del Káiser a los cuarenta y a los ochenta y cinco años respectivamente.

2 comentarios:

Valentín Sánchez Baumgarten dijo...

informo a nuestros lectores que el miercoles proximo nos vamos a Viena a hacer un reportaje para todos Ustedes, espero que les guste y entiendan del sacrificio que es pasar frio y alimentarse solo de delikatessen
servus

Unknown dijo...
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